Cuando Pedro Sánchez tomó la decisión de prescindir de Salvador Illa al frente del Ministerio de Sanidad, no solo estaba pensando en la gestión de la pandemia en España, sino que vislumbraba un tablero político más amplio, uno que se revelaría crucial en la noche del 12 de mayo en las elecciones catalanas. La victoria del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) en estos comicios ha validado la audaz apuesta del presidente del Gobierno español: Illa, el exministro de Sanidad, se erige como la mejor carta para desafiar los sucesivos gobiernos independentistas en Cataluña.
El escenario postelectoral revela un panorama fascinante. El líder de los socialistas catalanes, Salvador Illa, emerge como una figura central con posibilidades de convertirse en el próximo presidente de la Generalitat. Este escenario se perfila gracias a una potencial coalición entre el PSC, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y los Comunes, cuya suma de escaños alcanza la deseada mayoría absoluta. Sin embargo, este acuerdo no estuvo exento de tensión durante el recuento, ya que en un momento dado, las tres formaciones parecían quedarse a un escaño de la ansiada mayoría, lo que planteaba interrogantes sobre la viabilidad de un tripartito.
La trama política se complica aún más al considerar las alternativas. Si bien la alianza entre PSC, ERC y los Comunes parece ser la única opción realista, existe la remota posibilidad de un pacto entre el PSC y Junts per Catalunya, liderado por Carles Puigdemont. Sin embargo, la incógnita que prevalece es quién lideraría dicho gobierno: ¿Salvador Illa o Carles Puigdemont?
El triunfo del PSC en estas elecciones catalanas resulta innegable. Los 42 escaños obtenidos por los socialistas catalanes representan un aumento significativo con respecto a las elecciones anteriores, superando en ocho escaños su marca previa. Además, han dejado atrás con claridad al segundo partido en disputa, Junts per Catalunya, liderado por Puigdemont, que se conforma con 35 diputados. Pero más notable aún es el hecho de que el PSC se ha erigido como la fuerza dominante en el espectro de la izquierda catalana, superando a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) por 22 escaños, un revés inesperado para los republicanos.
Este giro de los acontecimientos posiciona a Salvador Illa y al PSC en el centro del escenario político catalán, desafiando el status quo independentista y ofreciendo una alternativa de gobierno que busca la estabilidad y el progreso dentro del marco constitucional español. La habilidad estratégica de Pedro Sánchez al apostar por Illa como líder del PSC ha sido fundamental en este renacer del socialismo catalán, y ahora, las miradas se vuelven hacia el futuro, donde las negociaciones y los acuerdos definirán el próximo capítulo en la historia política de Cataluña.