La noche electoral del 12 de mayo en Cataluña no solo estuvo marcada por el resurgimiento del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) y la incertidumbre sobre posibles coaliciones de gobierno, sino también por la inesperada irrupción de Aliança Catalana en el Parlamento catalán con su visión sobre la inmigración ilegal. Esta formación, liderada por la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, ha logrado obtener dos diputados, dando voz a un discurso que abraza la derecha independentista y plantea posturas contundentes en temas como la inmigración masiva ilegal.
El ascenso de Aliança Catalana ha sacudido el panorama político catalán, desafiando la hegemonía de los partidos independentistas tradicionales como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts per Catalunya. La propuesta de Orriols, que aboga por un ideario identitario, antiislámico y catalanista, ha generado controversia y reacciones encontradas tanto dentro como fuera del espectro político.
La líder de Aliança Catalana no ha escapado a la polémica, principalmente por el tema de la inmigración. En sus redes sociales, ha denunciado ataques y acusaciones de «fascista» por parte de sectores que se oponen a sus ideas. Según sus declaraciones, militantes de su partido han sido agredidos y les han robado hojas con avales, lo que refleja un clima de tensión y confrontación en el ámbito político catalán. Orriols ha desafiado estas críticas, defendiendo su derecho a expresar un discurso alternativo y acusando a los «extremistas de izquierdas» de hipocresía.
El nerviosismo generado por la irrupción de Aliança Catalana se ha hecho evidente, según Orriols, en el comportamiento de los «procesistas» de ERC y Junts per Catalunya. La candidata ha afirmado haber sido increpada por un individuo de origen marroquí, insinuando que su presencia en la contienda electoral ha generado malestar entre ciertos sectores de la población. Este clima de tensión refleja las divisiones y los debates que atraviesan la sociedad catalana en un momento crucial de su historia política.
La presencia de Aliança Catalana en el Parlamento catalán plantea nuevos desafíos y abre interrogantes sobre el futuro de la política regional. ¿Conseguirá consolidarse como una fuerza relevante en el panorama político catalán? ¿Sus posturas controvertidas encontrarán eco entre la ciudadanía o generarán rechazo? Se abren nuevas incógnitas mientras Cataluña se adentra en un nuevo capítulo político marcado por la diversidad de voces y la búsqueda de identidad y soberanía.