En una preocupante revelación durante su última entrevista en la Cadena Ser, Pedro Sánchez ha anunciado este lunes un plan que ataca directamente a la libertad de prensa y de expresión en España. El próximo 17 de julio, Sánchez presentará en el Congreso de los Diputados un controvertido plan de «regeneración democrática» que busca ahogar financieramente a los medios críticos, etiquetándolos como «pseudomedios» y limitando su acceso a la financiación pública.
El presidente del Gobierno ha explicado que este plan incluirá un tope a la financiación con fondos públicos para los medios de comunicación digitales que, según él, «no tienen lectores». Esta medida se presenta como una herramienta para asegurar la eficiencia del uso de recursos públicos, pero en realidad es un ataque directo a la diversidad informativa y a la crítica legítima. Sánchez ha dejado claro que esta regulación no afectará a medios afines como la Cadena Ser, que recibe más de 8 millones de euros anuales en publicidad estatal, destacando una preocupante doble vara de medir.
Contexto de censura y control
Este anuncio se produce poco más de un mes después de que Sánchez protagonizara un episodio polémico con una carta en la que amagó con presentar su dimisión, lo que resultó ser una maniobra política. En aquel momento, el jefe del Ejecutivo ya había expresado su intención de impulsar un plan de «regeneración democrática» dirigido a silenciar a los medios que han puesto la lupa sobre su gestión o los negocios de su esposa, Begoña Gómez, a quien defendió nuevamente en la entrevista afirmando que «no hay nada de nada, ni penal ni reprochable» en su actuación.
Limitar la financiación pública de los medios críticos no es una medida de regeneración democrática, sino un ataque a los pilares fundamentales de la democracia: la libertad de prensa y la libertad de expresión. En una sociedad democrática, los medios de comunicación deben ser libres de investigar y criticar a los gobernantes sin temor a represalias económicas. El plan de Sánchez, sin embargo, se asemeja más a prácticas de regímenes autoritarios que buscan controlar la narrativa pública y silenciar a la oposición y los medios críticos.
El peligro de la censura encubierta
Sánchez ha intentado justificar su propuesta diciendo que «hay medios que solamente tienen recursos públicos y no tienen lectores». Sin embargo, esta medida parece ser un intento de censura encubierta, diseñada para desviar los fondos hacia medios que son complacientes con el gobierno y sofocar financieramente a aquellos que se atreven a cuestionar su gestión. La libertad de prensa no puede ser un privilegio reservado para los medios afines al poder, sino un derecho fundamental para todos.
El próximo 17 de julio, cuando Sánchez presente su plan en el Congreso, se planteará una cuestión crucial para la democracia española: ¿permitirá el país que su gobierno dicte qué medios pueden prosperar y cuáles deben ser silenciados? Esta medida podría marcar un precedente peligroso, acercando a España a una dictadura de los medios donde solo se escucha una voz, la del gobierno.
Es fundamental que los parlamentarios y la sociedad en general rechacen este ataque a la libertad de prensa y defiendan un ecosistema mediático plural y libre. La democracia se fortalece con una prensa independiente y crítica, no con una amordazada y controlada por el poder. La presentación de este plan en el Congreso debe ser vista como una llamada a la acción para proteger los valores democráticos que sustentan nuestra sociedad.