Tal día como hoy, 5 de enero del año 951, abdicaba el rey de León Ramiro II, el último gran monarca de la casa asturiana. Hijo de Ordoño II y nieto de Alfonso III Magno, Ramiro pertenecía al linaje que había obrado el milagro de la supervivencia del viejo reino de Asturias, el solar de la Reconquista, que desde el año 910 había trasladado su capital –y su nombre- a la vieja ciudad legionaria: el reino de León.
Ramiro había subido al trono en el año 931 después de un complejo proceso donde no faltó la sangre. Ocurrió que la corona de Ordoño II no fue para los hijos del rey, sino para su hermano Fruela II. Pero este murió al año siguiente (de lepra) y entonces los hijos de Fruela y los de Ordoño tuvieron que pelear por la corona. Ganaron los Ordoñez, que se repartieron el reino: León para Alfonso, Galicia para Sancho y Portugal para Ramiro. Ahora bien, Sancho murió y sus tierras pasaron a Ramiro. Y enseguida Alfonso, deprimido por la muerte de su esposa, abdicó en nuestro personaje. Para desdicha de la cristiandad, tanto los hijos de Fruela como el propio Alfonso, arrepentido de su decisión, no dejarían de conspirar para recuperar lo perdido. Hubo guerra. Y ganó Ramiro.
Ramiro II tuvo que hacer frente entonces a un enemigo mucho más poderoso: Abderramán III, el califa cordobés, que envió incesantes ejércitos contra la frontera cristiana. Ramiro supo ganarse la alianza de navarros y aragoneses e hizo frente a Abderramán en Simancas, una de las batallas más importantes de la edad media española, donde las armas cristianas desarbolaron a las musulmanes infligiéndoles una feroz derrota. Aquella victoria permitió a León llevar la frontera hasta la cuenca del Tajo. Era el año 939. El resto fue gobernar: Ramiro II levantó un nuevo palacio León, reorganizó la administración, creó una red de monasterios para vertebrar el territorio e incluso domó los afanes independentistas del conde de Castilla, Fernán González. Un gran rey.
Corría enero de 951 cuando Ramiro II, enfermo de muerte, abdicó. Murió muy poco después: según las fuentes cristianas, ese mismo mes de enero; según las fuentes moras, algo más tarde, en junio. Así lo cuenta la crónica de Sampiro: “Murió de enfermedad propia y descansa en un sarcófago junto a la iglesia de San Salvador, próximo a la tumba que hizo construir para su hija, la infanta Elvira. Reinó diecinueve años, dos meses y veinticinco días”. Con Ramiro II desaparecía el último gran monarca del linaje asturiano. Inteligente, enérgico, piadoso, hábil político, buen estratega, había llevado la herencia asturleonesa a su cenit. A partir de su muerte, en aquel invierno de 951, todo cambiaría.
Otros hechos
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1744: Nace Gaspar Melchor de Jovellanos, político y escritor, nombre clave de la Ilustración en España.
1813: Las Cortes de Cádiz declaran abolida la Inquisición en España y en América.
1936: Muere Ramón María del Valle-Inclán.