Doble vara de medir. El caso de Valencia y otros precedentes
Los mismos que justifican o consienten con sus pactos la presencia de criminales de ETA en las listas de Bildu, arremeten contra Vox por incluir en sus listas a una persona condenada hace más de dos décadas por maltrato psicológico, lo cual tampoco parece muy coherente con llamar “hombre de paz” a un terrorista y blanquear su siniestra ejecutoria terrorista.
El PSOE, Podemos, Sumar, Compromís, ERC etc han salido en tromba para impedir que un prestigioso catedrático de derecho constitucional que fue condenado hace 21 años por insultar a su mujer en pleno proceso de divorcio, sea consejero de la Comunidad Valenciana. No hemos visto a ninguno de esos partidos romper sus pactos con Otegui por la presencia de etarras en sus candidaturas.
La hipocresía –también llamada ley del embudo- se ha convertido en norma de conducta de los partidos políticos.
En el PSOE no solo consienten la presencia de asesinos en las listas de Bildu mientras pactan con ellos el reparto del poder en Navarra y mantienen sus acuerdos parlamentarios y de gobierno- sino que llevan décadas incorporando a maltratadores “de obra” a sus candidaturas, cargos institucionales y responsabilidades de partido.
Jesús Eguiguren, notorio socialista guipuzcoano, parlamentario vasco hasta 2012 y elegido presidente del PSE en 2002, había sido condenado diez años antes, en 1992, por pegar a su mujer con las manos, los zapatos y un paraguas. Aquella agresión, que fue algo más que un insulto, no fue obstáculo ni para presentarse a las elecciones en las listas del PSE ni para ser designado presidente del partido. Tampoco para ser miembro del Comité Federal del PSOE, cargo que todavía ostenta. Ese partido no tiene ninguna autoridad moral en la materia.
Borja Semper (el futuro de Euskadi se tiene que construir también con Bildu) ha llegado a decir que sacar a ese profesor de las listas era una línea roja para seguir negociando con Vox el pacto de gobierno en Valencia.
Quizás sea muy cómodo dejarse arrastrar por la avalancha hipócrita de la izquierda, cediendo a un linchamiento.
Carlos Flores no entrará finalmente en el gobierno de la Comunidad Valenciana pero irá como número uno en la lista de Vox al Congreso de los Diputados, lo cual significa que el partido de Abascal ha salvado, por una parte, el pacto de gobierno en Valencia, que era una obligación política, mientras por otro lado se ha negado a dar muerte civil a un ciudadano con todos los derechos en vigor, que era una obligación cívica.