El libro de Irene Lozano para pelotas y militantes. Ni leerlo.
La cultura en España padece de un exceso de publicaciones y un defecto de calidad. Cada día se publica más y cada día se lee menos, quizás porque no hay quien lea ya casi nada de lo que se pone a la venta. Uno se acerca a las librerías y lo que no son reediciones o traducciones son, casi siempre y con las debidas excepciones, libros perfectamente prescindibles, cuando no desechables. Nunca la cultura española tuvo tanto dinero y nunca tuvo menos creatividad. Nunca los autores tuvieron más posibilidades y nunca se publicaron tantas “cosas” de tan baja factura. En fin, que aquí a cualquiera se le ocurre publicar un libro que después no hay quien lea.
En esto, Irene Lozano va y publica su segunda hagiografía de Pedro Sánchez para incentivar el culto al líder (mucho nos tememos que la cosa acabe en trilogía).
Uno recuerda cuando estos rojelios, que diría Jaime Campmany, se mofaban de la película “Franco, ese hombre” de José Luis Sáenz de Heredia. La diferencia es que el director de cine tenía un demostrado talento cinematográfico, que Irene Lozano no sabe escribir, que Franco celebraba 25 años de paz y que Sánchez está llevan al país al despeñadero.
El nuevo libreo de Irene Lozano sobre Pedro Sánchez es el libro que no hay que leer. Primero, por puro sentido del pudor: un libro escrito por una periodista que traicionó a su partido para subirse al carro del poder y del cargo público a cambio de escribirle una hagiografía al líder todopoderoso. Segundo, porque si segundas partes nunca fueron buenas, en este caso serán sin duda pésimas. Tercero, porque la vida y milagros de Sánchez están siempre presididos por la mentira y la estulticia, y su mera lectura contaminará de amoralidad la cabeza del lector. Y cuarto, porque no hay que no participar en el engrandecimiento de un desaprensivo que ha puesto al país en venta y lo conduce derecho a una crisis existencial sin precedentes.
Bien podría Lozano, desde el cargazo público, escribir una reivindicación de Fernando VII.
El libro está destinado a periodistas, militantes y pelotas (altos cargos o aspirantes a ellos), y siendo como es este país, corremos incluso el riesgo de que no se venda mal.
Los que lo compren, financian. Los que lo lean, en el pecado llevan la penitencia.
Pero ninguno de ellos osará pasearse por las calles con el libro de marras bajo el brazo.