La estupidez humana y la estulticia periodística son cada día más abundantes. Mientras el país se desangra y se adentra en uno de el peores momentos de la historia de España desde 1936; mientras el presidente del gobierno y su grupo de corifeos del PSOE han entregado el Estado de Derecho; mientras el presidente del Tribunal Constitucional se dispone a desmontar la Constitución y se destruyen la soberanía nacional del pueblo español, la separación de poderes y la igualdad entre los españoles, los tertulianos progresistas (y los acomodaticios) y los «periodistas» del régimen centran el debate público en los altercados que se producen al final de las manifestaciones de Ferraz. Es una vieja y grosera artimaña: desviar la atención hacia el dedo que señala la luna y no hacia la misma luna, por sangrienta que sea. Sí: la estupidez, la mentira, la estulticia y el lacayismo han tomado posesión de los medio de comunicación del régimen.
No solo eso. Hay cada vez más sospechas, para algunos evidencias, de que los alborotadores «ultras» son unidades perfectamente uniformadas y organizadas, con una marcada jerarquía y unidad de mando que, en posición de combate, se cuelan en las manifestaciones entre las 21.30 y 22.00.
¿Quien los envía, invariablemente, para reventar la protesta cuando esta empieza a alargarse demasiado? Cualquiera que haya estado en Ferraz ha visto como, desde la media tarde, la policía blinda todas las entradas a la zona de la manifestación. ¿Como es posible que esas «unidades», todas de negro, forrados sus miembros con pétreas cazadoras, con gorra o casco oscuro, en fila india y con pinganillos, pasen invariablemente sin que los policías que controlan el acceso sean capaces de detectarles?
Todo indica que se les deja pasar. ¿Quien los envía?