Los cuatro pilares de la gestión sanchista del Covid
La gestión pedrosanchista de la pandemia producida por el Covid19 se apoyó sobre unos cuantos pilares, alguno de los cuales conviene recordar a modo de síntesis:
1.- La restricción de derechos de los ciudadanos. Las declaraciones inconstitucionales de los estados de alarma, luego tumbadas por el Tribunal Constitucional (antes de que llegar Pumpido, todo hay que decirlo) vulneraron los derechos fundamentales de los españoles, cerraron el Parlamento a cal y canto, metieron a la gente en su casa, impusieron a troche y moche multas por conductas inicuas (no llevar mascarilla en el campo, pasear por la calle sin perro, salir a dar una vuelta sin permiso, ir a tomar un café, abrir un comercio…), arruinaron a infinidad de bares, restaurante, hoteles, pequeños comercios y negocios familiares, y cortocircuitaron la circulación económica de manera irracional. Fue un experimento de cómo someter a todo un país con la excusa de una pandemia que sin duda requería medidas urgentes pero no arbitrarias.
2.- El gran timo en masa de las mascarillas, los guantes, los test y un largo etcétera. Encerrados en casa, cantando en los balcones, aplaudiendo nerviosamente nadie sabía qué, los españoles se hincharon a comprar y almacenar cajas y cajas de mascarillas de todo tipo, guantes de látex, test para detectar el Covid19, inhaladores con unos polvillos para que al respirar no nos entrara el virus y mil productos más que las farmacias, los supermercados y las gasolineras pusieron a la venta. Todos esos productos estaban cíclicamente agotados, debidamente agotados, lo cual producía el alza constante y artificial de su precio. Aquello fue un timo gigantesco y en masa. Mientras las televisiones creaban la ansiedad y los distribuidores hacían stock hasta que se vaciaran las estanterías de los comercios, los españoles se disponían a gastar lo que fuera para salvar la vida y no reparaban en precios.
3.- El despifarro. La compra masiva e innecesaria de vacunas, muchas de las cuales (cien millones de dosis) terminaron o almacenadas o caducadas o en el cubo (ya rebosante) de la basura pública del Estado.
4.- La corrupción. Todo este escándalo del tal Koldo, de Ábalos, de Illa y de cuantos participaron en la compra masiva de mascarillas a empresas de amiguetes del PSOE pone al descubierto que los “éticos progresistas” de nuestra izquierda aprovecharon la restricción de los derechos, el terror infundido a la población y el control absoluto del Estado para forrarse. Es lo más inmoral de cuanto habíamos visto hasta la fecha. El mecanismo fue bastante tosco: centralizar las compras por decreto (2.500 millones), colar entre los proveedores de referencia a unos amigos que luego repartían, hacer gestiones ante todo tipo de ministerios, comunidades y entidades públicas (Puertos del Estado, Adif, Interior, Baleares, Canarias etc) para que compraran las mascarillas a precios desorbitantes a la empresa de marras, y adjudicar el contrato a dedo. Todo muy democrático, muy social, muy progresista.
Así fue la brillante gestión de la pandemia por parte de Pedro Sánchez, esta moderna y depurada síntesis entre Don Opas, Fernando VII, el duque de Lerma y Roldán.