Muy petulante y espídico hizo gala de su jactancia personal y política
La entrevista de Pedro Sánchez en el Hormiguero fue un claro ejemplo de lo que Pedro Sánchez opina del periodismo, y lo que pretende hacer de los medios de comunicación: avasallar ese espacio.
El presidente hizo un ejercicio de arrogancia gestual sin precedentes y utilizó un lenguaje corporal del todo abusivo. Como los malos toreros que no quieren que el toro, al que temen, se mueva libremente, Pedro Sánchez ayer –dicho en términos taurinos- le “quitó cacho” a Motos: invadió su espacio para quitarle peligro, y pretendió el efectismo para evitar la faena.
Sánchez hizo toda la entrevista «atacado» y espídico, con el cuerpo abalanzado sobre Pablo Motos, que parecía físicamente arrinconado, cada vez más pequeño, arrugado ante el baloncestista, que no paró de hacerle faltas personales y parecía que iba a darle un mandoble en cualquier momento.
Sánchez saltó a la cancha de juego como ese matón de patio que sale repartiendo collejas y masca chicle con ostentosa chulería: nos recordó en algún momento al Biff Tannen de Regreso al Futuro, el fanfarrón que abusaba del pobre George McFly, el padre asustadizo de Marty McFly.
Pedro Sánchez saltó al ruedo para hacer un ejercicio de bulling periodístico al entrevistador, y se le fue de las manos.
Sánchez miraba fijamente y a un palmo de la cara al pobre Pablo Motos, que no sabía que hacer con los ojos.
Sánchez interrumpía al entrevistador, que casi no osaba preguntarle nada.
Sánchez no paraba de hablar, sin dar lugar a incómodas preguntas.
Se reía de sus propias bromas, se daba la razón a sí mismo, se aplaudía casi ante su propio talento, se asentaba sobre su propia cabeza, sonreía, asentía. Su actuación fue digna de un fabuloso sketch humorístico y de un mal anuncio publicitario. Nos recordó a Musolini sacando la mandíbula y cabeceando sobre sus propias afirmaciones con los brazos en jarra.
Sánchez hizo gala de su petulancia política, sin decir nada.
Como todo era excesivo, y la entrevista consistió un abierto ejercicio de avasallamiento y jactancia, hubo un momento en que el televidente medio, atónito, se preguntó: ¿pero qué se ha tomado esta noche Pedro Sánchez?