España se prepara para cumplir con una de sus asignaturas pendientes en el ámbito internacional: el aumento del presupuesto en en gasto militar hasta el 2% del Producto Interior Bruto (PIB). Así lo ha asegurado la ministra de Defensa, Margarita Robles, durante un foro celebrado en Lisboa junto a su homólogo portugués, Nuno Melo. La responsable del departamento ha confirmado que el objetivo se alcanzará “muy anticipadamente” respecto al plazo marcado por la OTAN para 2029.
Robles ha insistido en que se trata de un compromiso asumido con “rigor y seriedad”, en línea con las exigencias de la Alianza Atlántica desde 2014. Según la ministra, el incremento del gasto no obedece a una simple cuestión de fechas, sino a una necesidad estratégica para garantizar la seguridad, la defensa y la paz de España en un entorno internacional cada vez más inestable.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya había adelantado semanas atrás la intención del Ejecutivo de adelantar el cumplimiento del objetivo del 2% del PIB en gasto militar, una medida que ahora se confirma como prioritaria dentro de la política exterior y de seguridad del Estado.
Una rectificación en clave geoestratégica
Este giro supone una rectificación evidente respecto a la política de los últimos años, en los que España se situó en los últimos puestos del ranking de gasto militar entre los países aliados. Durante más de una década, diferentes gobiernos —especialmente de signo progresista— han postergado la inversión en las Fuerzas Armadas, relegando a un segundo plano su modernización y capacidades operativas.
En un contexto marcado por el conflicto en Ucrania, el rearme de Rusia y las tensiones con China en el Indo-Pacífico, la necesidad de reforzar la capacidad militar de los países europeos se ha vuelto urgente. Alemania, Francia o Polonia han aumentado sus presupuestos en defensa de forma significativa en los últimos años, algo que también reclamaban las autoridades de la OTAN a España.
Con este nuevo rumbo, el Gobierno de Sánchez busca también mejorar su posición dentro de la Alianza Atlántica, estrechar la cooperación con sus socios estratégicos y dar señales de estabilidad y compromiso internacional, tras meses de mensajes ambiguos respecto a la política de defensa.
Defensa como prioridad de Estado
La ministra Robles ha querido dejar claro que esta decisión no responde a una imposición externa, sino a la convicción de que la defensa debe ser un pilar fundamental del Estado. En sus palabras, el esfuerzo presupuestario será “rigurosamente ejecutado” y no caerá en anuncios vacíos, sino en “hechos concretos que refuercen nuestras capacidades”.
En términos prácticos, alcanzar el 2% del PIB supondría un aumento sustancial de los recursos destinados a equipamiento militar, modernización de infraestructuras, ciberdefensa y apoyo al personal de las Fuerzas Armadas, permitiendo una mejora sustancial de su operatividad y presencia exterior.
Desde sectores más críticos con la política de Sánchez, se advierte que este tipo de medidas deberían haberse tomado mucho antes, sin necesidad de que la coyuntura internacional las impusiera. Sin embargo, la confirmación del adelanto puede leerse como un intento de recuperar credibilidad en el ámbito internacional y compensar años de desinversión en defensa.