El conflicto entre Israel y Hezbolá ha escalado nuevamente con el lanzamiento de una ofensiva militar terrestre «selectiva» por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el sur de Líbano. Esta acción, aprobada por el gabinete de seguridad israelí, se centra en la neutralización de objetivos terroristas de la milicia chií Hezbolá. La operación responde a la creciente amenaza que los asentamientos israelíes en la frontera norte han enfrentado durante el último año.
La ofensiva se enmarca dentro de la operación ‘Flechas del Norte’, que ha intensificado los ataques desde mediados de septiembre. Estos bombardeos ya han provocado la muerte de varios líderes importantes de Hezbolá, incluido su secretario general, Hasán Nasralá. A pesar de los llamamientos internacionales para evitar una escalada del conflicto, las FDI han avanzado en el territorio libanés, especialmente en aldeas fronterizas clave.
Hezbolá ha reaccionado rápidamente, lanzando ataques en las localidades de Adaisse y Kfarkela, que han resultado en bajas entre las fuerzas israelíes. Además, la milicia ha atacado con artillería una agrupación de soldados en Shtula, un asentamiento israelí cercano. Las tensiones aumentan a medida que las alarmas antiaéreas de Israel se activan por el lanzamiento de proyectiles desde Líbano, algunos de los cuales han sido interceptados.
Este conflicto, que también se desarrolla en paralelo con los combates en Gaza, representa una nueva fase de tensión en la región, exacerbando las hostilidades y atrayendo la atención internacional. A medida que la situación evoluciona, es crucial seguir de cerca las decisiones políticas y militares que puedan marcar el futuro de esta disputa.