Friedrich Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ha fracasado en su primer intento de convertirse en canciller de Alemania. A pesar de contar Merz con una mayoría teórica asegurada en el Bundestag, la votación secreta reveló importantes fisuras internas que han dejado a su candidatura en el aire y han sumido al país en un escenario de incertidumbre política.
En la sesión parlamentaria celebrada en el Bundestag, Merz obtuvo 310 votos favorables, quedándose a solo seis escaños de los 316 necesarios para alcanzar la mayoría absoluta. El resultado fue sorprendente, ya que la alianza que lidera —compuesta por la CDU, la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD)— suma en conjunto 328 diputados, suficientes para lograr la investidura sin depender de apoyos externos.
La votación, de carácter secreto, puso de manifiesto que al menos 18 diputados de la propia coalición de Merz decidieron no respaldarlo. Este hecho ha encendido todas las alarmas en el seno del bloque conservador-socialdemócrata y ha puesto en entredicho la cohesión interna del proyecto político que Merz aspiraba a liderar.
Consecuencias constitucionales: se abre un nuevo plazo de 14 días
Según la Ley Fundamental alemana, tras un primer intento fallido de investidura, se abre un periodo de 14 días durante los cuales el Bundestag puede volver a votar cuantas veces sea necesario hasta alcanzar una mayoría absoluta. Si al término de ese plazo ningún candidato lo consigue, se procede a una última votación donde basta con una mayoría simple para la elección del canciller.
Si tampoco se alcanzara esa mayoría simple, el presidente federal puede optar entre nombrar directamente al candidato con más apoyos o disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas. En este contexto, Merz dispone ahora de una ventana crítica para recabar los apoyos necesarios de vara a una próxima votación o afrontar las consecuencias institucionales de su fracaso.
Crisis de liderazgo y dudas sobre la gobernabilidad
El revés parlamentario representa una grave crisis de liderazgo para Friedrich Merz. Su incapacidad para consolidar los votos de una coalición que ya estaba formalmente cerrada debilita no solo su autoridad, sino también la viabilidad del acuerdo político alcanzado con el SPD y la CSU. Esta fractura interna amenaza con bloquear la formación de Gobierno en un momento especialmente delicado para Alemania y para Europa.
Con retos económicos derivados de la transición energética, la inflación, el conflicto en Ucrania y la presión migratoria, Alemania no puede permitirse un vacío de poder prolongado. La situación exige una respuesta ágil y convincente por parte del bloque de Merz, que debe ahora recuperar la confianza interna y externa antes de que la inestabilidad se traduzca en una convocatoria anticipada a las urnas.
Un futuro incierto para Merz y para Alemania
Las próximas jornadas serán decisivas para esclarecer si Friedrich Merz logra recomponer su autoridad como candidato a la Cancillería o si su fracaso marca el inicio de un nuevo ciclo político. En cualquier caso, la fractura evidenciada por la votación en el Bundestag pone en duda la capacidad de la actual coalición para garantizar una gobernabilidad sólida y estable.
El desenlace de esta crisis parlamentaria será clave no solo para el futuro inmediato de Alemania, sino también para el equilibrio político de la Unión Europea, que mira con preocupación a una de sus economías más fuertes mientras atraviesa una encrucijada institucional.