Íñigo Errejón, líder de Más País, ha anunciado su renuncia al escaño en el Congreso y su retirada de la política en un contexto complicado marcado por acusaciones de acoso sexual y fuertes críticas de la oposición. Aunque Errejón justificó su salida citando la necesidad de cuidar su salud mental, su dimisión coincidió con algunas denuncias públicas, como la de la actriz Elisa Mouliaá, quien le acusa de acoso sexual. Mouliaá afirmó en redes sociales ser “víctima de acoso sexual” por parte de Errejón y formalizó su denuncia en la comisaría, asegurando contar con pruebas y testigos que corroboran su testimonio.
A raíz de estas acusaciones, Sumar, la coalición política de la que Errejón era portavoz, anunció una investigación interna, lo cual ha generado controversia y una ola de críticas. El Partido Popular (PP) calificó la respuesta de Sumar y del Gobierno como “feminismo hipócrita,” argumentando que aplican sus principios de forma selectiva y no han condenado con la firmeza esperada las acusaciones contra una figura de sus filas. Desde Vox, las críticas fueron aún más directas, recriminando a Errejón y a la izquierda por dar “lecciones” sobre feminismo y patriarcado mientras, a su juicio, actúan con incoherencia cuando las denuncias provienen de su propio entorno
Además, surgieron informaciones que comprometen a Yolanda Díaz, líder de Sumar, quien presuntamente estaba al tanto de al menos seis denuncias de carácter sexual contra Errejón antes de designarlo como portavoz del partido. Esta revelación ha incrementado las críticas de los partidos de oposición, que acusan a Díaz de mantener a Errejón en un cargo prominente pese a conocer estas acusaciones, y cuestionan el compromiso de Sumar con los valores feministas que promueve
La salida de Errejón supone el cierre de una etapa importante en la política española, marcada por su rol en la fundación de Podemos y luego en la creación de Más País, un proyecto con el que aspiraba a liderar una alternativa progresista en España. Sin embargo, el retiro de Errejón, junto con las denuncias como la de Elisa Mouliaá y la investigación interna en Sumar, coloca bajo una dura presión a la coalición y plantea interrogantes sobre la coherencia y el futuro del proyecto político que impulsó.