A diferencia del voto nulo, el voto en blanco se considera válido y, por lo tanto, se suma a los votos obtenidos por las diversas candidaturas para realizar el reparto de escaños. Si en cada circunscripción se excluye a aquellas candidaturas que no hayan obtenido como mínimo, el 3 por ciento de los votos válidos que se han emitido, al incluir los votos en blanco, un partido necesita más votos para lograr escaño.
