En el año 1977, España experimentó un hito significativo en su historia democrática cuando se convocaron elecciones después de muchos años de lucha y esfuerzo. Uno de los logros más destacados de la sociedad española, aparte de la restauración de la democracia, fue la consolidación del Estado de Derecho. En ese entonces, vivíamos un momento en el que habíamos estado peleando y luchando por mucho tiempo, y finalmente habíamos alcanzado un sistema democrático basado en la ley y el respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Sin embargo, con el tiempo, este Estado de Derecho parece estar deteriorándose. Se han revelado casos de irregularidades y abusos, como los relacionados con la Agencia Tributaria, las cintas y agendas del comisario Villarejo, así como excesos conocidos de algunos miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. Incluso la Fiscalía ha tenido que pedir perdón en casos específicos por sus actuaciones. Todo esto plantea la cuestión de si el sistema legal y de justicia está siendo socavado.
Este deterioro, que solo conocemos superficialmente, merece una atención seria, un análisis y una investigación en el Congreso de los Diputados. Es crucial que se debata sobre estos temas en el parlamento, ya que están en juego los fundamentos del Estado de Derecho y, en última instancia, el valor primordial de la democracia. Sin embargo, parece que estos asuntos no interesan a nadie o se pasan por alto.
Además, en relación con el primer debate, el de Cataluña, el hecho de que se haya llegado al punto de que haya traductores en el Congreso para que los diputados puedan expresarse en la lengua de su comunidad autónoma está socavando la capacidad del parlamento español de utilizar exclusivamente la lengua que nos une a todos, que es el español. Esta lengua es una de las más habladas en el mundo y un motivo de orgullo para todos, pero parece estar siendo relegada en favor de otras lenguas regionales. Esto también merece una atención más seria.
