Julio Ariza, en el programa «Dando Caña,» ofrece una profunda reflexión sobre los oscuros motivos que llevan a que los gobiernos y las élites no aborden con la suficiente determinación la erradicación del tráfico de menores, drogas y armas en todo el mundo. Su perspicaz análisis destapa una realidad incómoda: «no les interesa.» Ariza plantea una solución audaz y provocativa: cambiar el color de los billetes como una estrategia para poner contra la espada y la pared a todos aquellos que se benefician de estas redes criminales.
Argumenta que la raíz del problema radica en la falta de voluntad política y la connivencia de ciertos sectores poderosos que ven en el tráfico ilegal una fuente de beneficios. El tráfico de menores es uno de los horrores más espeluznantes que enfrenta la sociedad actual, pero que a menudo queda encubierto por falta de atención. Ariza hace un llamado apasionado para que no volvamos la vista ante esta tragedia humana. Nos recuerda que, como sociedad, debemos ser conscientes y responsables de abordar este problema de manera decidida.
El debate de Ariza abarca no solo el tráfico de menores, sino también el de drogas y armas, que son flagelos globales. Sostiene que estos problemas persisten porque hay intereses económicos poderosos que no quieren que se erradiquen por completo. Cambiar el color de los billetes podría ser una forma de dificultar sus actividades ilícitas. La propuesta de Ariza puede parecer radical, pero plantea preguntas incisivas sobre cómo abordar de manera efectiva estos problemas. ¿Estamos dispuestos como sociedad a tomar medidas drásticas para desmantelar estas redes criminales? ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar para proteger a las víctimas y evitar que estas prácticas inhumanas continúen? El tráfico de menores, drogas y armas no es un problema que afecte solo a una región o país, sino que se extiende por todo el mundo.
La falta de acción enérgica solo perpetúa el sufrimiento y la destrucción. Ariza nos desafía a mirar de frente esta realidad perturbadora y a presionar a las autoridades y a las élites para que tomen medidas efectivas.