La tercera entrega de los mensajes privados entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos revela algo más que diferencias políticas. Muestra el verdadero tono del poder cuando se cierra la puerta: desprecio, desconfianza y burlas hacia sus propios compañeros de Gobierno.
Sánchez llama «pájara» a Margarita Robles y trata con condescendencia e ironía a Pablo Iglesias, al que llegó a tildar de “maltratador” y “cuñadísimo”. Las conversaciones de WhatsApp no solo desvelan sus opiniones, sino cómo se tejía el poder en la sombra: pactos informales, maniobras internas y preocupación por controlar los relato.
