La situación en Canarias ha tomado un giro inesperado y sorprendente con el lujoso alojo de los inmigrantes ilegales que han llegado en los últimos días. El Gran Hotel Balneario de Las Salinas ha abierto sus puertas siguiendo una orden del gobierno, funcionando como refugio para aproximadamente 150 inmigrantes, todos hombres, sin mujeres ni niños.
El Ayuntamiento de Medina del Campo no tenía ni idea de que esto iba a suceder, lo que ha suscitado sentimientos de deslealtad. Se desconoce si estos inmigrantes están debidamente identificados y en qué condiciones sanitarias llegaron. Además, la cuestión de la seguridad es apremiante, ya que recordemos que España se encuentra en plena alerta terrorista. Esta decisión ha causado controversia, especialmente entre los cuatro millones de españoles que luchan por llegar a fin de mes debido a las políticas económicas de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Sin embargo, los inmigrantes que han llegado a Canarias de manera ilegal son atendidos con todo lujo de detalles, incluyendo ropa, comida, billetes de avión a la Península y una estancia en un lujoso balneario de cuatro estrellas.
Este lujoso alojo de los inmigrantes ilegales es algo que la mayoría de los españoles no podrían permitirse. Mientras tanto, los canarios se encuentran en condiciones mucho menos favorables, alojados en contenedores y barracones metálicos. En las últimas 24 horas, se ha procedido al alojamiento de otros 300 inmigrantes en un hotel de cuatro estrellas en Almería, así como otros tantos en hoteles de la misma categoría en Málaga. Esta disparidad entre el tratamiento de los inmigrantes ilegales y la población española que financia este sistema ha generado un fuerte debate. Mientras los inmigrantes ilegales disfrutan de un alojamiento lujoso, los ciudadanos comunes luchan por llegar a fin de mes, pagar sus facturas y costear su vida diaria.
