Hoy en Dando Caña, empezamos con la nueva estrategia de Pedro Sánchez, culpar al Partido Popular de una enorme conspiración contra el Gobierno.
Durante la tradicional Copa de Navidad en Moncloa, Pedro Sánchez volvió a recurrir a su estrategia política favorita: acusar sin pruebas. Esta vez, el presidente del Gobierno señaló al Partido Popular, sugiriendo que cuenta con información privilegiada en el ámbito judicial, insinuando una supuesta conspiración contra su Ejecutivo. Sin micrófonos ni cámaras, deslizó esta teoría mientras compartía brindis en un ambiente distendido.
La narrativa utilizada no es nueva: ya se había escuchado antes en el Congreso, donde destacados socialistas como Patxi López y Óscar López hablaron de acoso judicial como parte de una persecución organizada. Según esta versión, jueces, políticos y periodistas estarían involucrados en una operación conjunta contra el Gobierno. Sin embargo, hasta ahora, no se ha presentado una sola prueba que respalde estas afirmaciones.
Más preocupante es que Sánchez no titubea al lanzar acusaciones graves contra uno de los poderes del Estado, dañando la credibilidad de las instituciones democráticas. La cuestión central no es la supuesta filtración de información judicial, sino lo que podría estar detrás de esas posibles revelaciones. ¿Por qué el Gobierno teme tanto que la verdad salga a la luz si asegura actuar con transparencia?
Mientras tanto, Pedro Sánchez cierra 2024 con un balance que poco se parece a la realidad que vive la mayoría de los españoles. Desde la Moncloa, presenta un panorama de éxito económico, político y social, ignorando problemas evidentes como la inflación, la precariedad laboral y la desconfianza ciudadana.
Con elecciones aún lejanas, el presidente ha dejado claro que no habrá adelantos. Pretende agotar la legislatura y seguir jugando esta partida política hasta el último minuto. Sin embargo, las cartas parecen agotarse y la realidad amenaza con superar cualquier narrativa construida desde el poder.