El embrollo político continúa sin que ninguno de los candidatos a la presidencia del Gobierno tenga los apoyos necesarios para salir investido, pero Pedro Sánchez tiene otras prioridades. Este año, cambia La Mareta por Marrakech en unas vacaciones que el Partido Popular critica con dureza, acusando al candidato socialista de “desatender sus obligaciones”. El espionaje a través del software israelí Pegasus, el misterioso giro sobre el Sáhara después de ello y las continuas humillaciones de Mohamed VI no han evitado que a Sánchez le haya apetecido descansar en nuestro país vecino.
