En el ámbito empresarial, es poco conocido que los trabajadores no pueden llevarse ni utilizar la información confidencial de la empresa, como listados de clientes, facturación y contactos. Esta información constituye un secreto de empresa. Por ejemplo, un trabajador comercial que tiene acceso a precios, facturación y datos de contacto de los clientes no puede apropiarse de esta información para su uso personal o para robar clientes. Cometer este acto se considera un delito simplemente por el hecho de apropiarse de la información secreta.
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