En Barcelona, surge un debate importante sobre la construcción de una escalera que requiere la demolición de dos bloques de viviendas. Francàs plantea quién debe costear la reubicación de los residentes, ya sea la iglesia u otros. Además, cuestiona si los residentes eran conscientes de que el terreno estaba destinado a otro fin al adquirir o alquilar sus propiedades. Francàs menciona un episodio reciente en el parlamento, donde el presidente del gobierno pidió a la presidenta que callara al líder de la oposición, lo cual se considera un incidente que no contribuye a una relación armoniosa entre los políticos.
