El Kremlin hizo, presuntamente, unas propuestas fantasiosas a Carles Puigdemont durante el golpe de 2017. Unas propuestas que el separatismo pudo tomarse en serio, aunque la voluntad rusa quizá fuera animar a la ruptura sin realmente estar dispuesta a proporcionar los 10.000 soldados y los 500.000 millones de euros a Cataluña. A Puigdemont le vendieron la moto, pero él estuvo dispuesto a cometer alta traición con tal de tener su Cataluña independiente
