La primera visita del vicepresidente estadounidense ha desencadenado un choque diplomático entre Washington y Bruselas. En el centro de la disputa se encuentran las políticas de regulación tecnológica que la Unión Europea busca implementar y la postura opuesta de la administración de Donald Trump, que apuesta por una mayor desregulación, alineándose con la visión de empresarios como Elon Musk. Mientras, Bruselas defiende un marco más estricto para garantizar la competencia y la protección de datos, Washington insiste en que una regulación excesiva podría sofocar la innovación y frenar el desarrollo de la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes. Esta divergencia ha abierto un nuevo frente de tensión transatlántica, con implicaciones clave para el futuro digital global.
