Xavier Horcajo asegura que, en el mundo inmobiliario, si uno va poniendo demasiadas exigencias a la hora de vender un piso, es que no quiere deshacerse de él. Algo parecido ocurre con Puigdemont, que cada día aparece con una nueva ocurrencia sin la que, asegura, no dará su sí a Pedro Sánchez. El líder de Junts se descuelga hoy con que quiere de mediador al cardenal Omella, o que el Ayuntamiento de Barcelona recaiga en las manos de Xavier Trías. Su última exigencia permite aventurar que Puigdemont no quiere vender el piso: quiere que, de forma inmediata, se devuelvan los 7 millones de fianzas decretadas en los tribunales a los encausados por el intento de golpe de Estado. Pronto será: «consígueme la luna».
