El caso de «hermanísimo» tiene una trascendencia inesperada. Resulta que la conspiración para colocar al hermano del Presidente en un sitial, probablemente inmerecido, es anterior a la llegada de Sánchez a la Moncloa. Si, como apuntan los correos detectados por el juzgado de Badajoz, la cosa llegaba a buscar para el hermano una vivienda en la ciudad. El asunto demuestra la catadura moral del socialismo con Sánchez a la cabeza y desde el minuto cero. Todo para favorecer los intereses de la familia del líder socialista. Facilitar la vida al hermanísimo fue el trabajo principal de líderes socialistas, de asesores en la Moncloa y de todo un entorno al que le parecía bien trucar las pruebas de acceso, consentir a caprichos laborales inusitados y “barra libre” para cobrar dinero público con el mínimo esfuerzo y por ser vos quien sois al más puro estilo dictatorial en el partido más votado de la izquierda española. ¿Quién puede no hilar esto con lo que vino después con Begoña Gómez?
