Armas, explosivos, tropas y hasta mercenarios. La alerta en los países Bálticos es máxima después de encontrar un buque ruso que habría saboteado los cables submarinos cortando todo tipo de comunicaciones. El Gobierno de Finlandia advierte que no es el primero de estos ataques y aseguran que no se trata de algo fortuito. Para el diplomático y escritor, Gustavo Arístegui, la emergencia va más allá del presunto sabotaje: “La situación de riesgo puede llegar a ser comparable a la de 1939. Cualquier chispa que vemos puede tener consecuencias potencialmente devastadoras”.
