Pedro Sánchez ha demostrado hoy en Valencia que es un miserable. Tras el revolcón a sus decretos ley el relato exige que los afectados se cuezan en la incertidumbre, para castigar a PP y Junts por haber tumbado su mala práctica. En lugar de admitir el error y desmenuzar las ayudas al transporte o la revalorización de pensiones, Sánchez ha decido castigar a media España, tomarlos como rehenes. Si quiere Sánchez lo puede arreglar, asumiendo su error y haciendo las cosas bien. La posición del Gobierno ya ha sido calificada de chantaje. El cínico de Sánchez dice que el ‘no’ de la oposición “causa mucho dolor social” y se mete las manos en los bolsillos. Es más cuando le aprietan sobre someter un nuevo decreto individualizado que revalorice las pensiones, no lo contesta.Las cosas claras. Si Sánchez quiere empeorar las cosas que haga como en Valencia, no pisar la calle hasta que se convoquen elecciones y los ciudadanos lo manden a la historia negra de este país.
