Los socialistas tienen su propia versión de “poner la mano en el fuego”. La de lo españoles es clara; apuesto mi mano, me arriesgo a que se queme por la confianza que tengo en una persona. Primero fue «Marisú» Montero, que se jugaba la mano por su segundo al que la trama llamaba “nuestro tronco”. A eso le ha seguido Bolaños, que pone la mano en el fuego por la virtud de Santos Cerdán. Hay que decir que Cerdán es ejemplo de ascensor social en la izquierda de ocuparse de las cámaras de frio de verduras y frutas en Milagro, Navarra, a ir de copas por España por Sánchez, Koldo y Ábalos e incorporarse a la banda del Peugeot. Ahora le señalan por el cobro de algunos coches de la trama y algunos pagos confirmados en Ferraz, por ejemplo, los de Carmen Pano.
