19 de diciembre de 1308. Tratado de Alcalá: señalar al enemigo
Tal día como hoy, 19 de diciembre de 1308, los reyes Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón firmaban en Alcalá de Henares un acuerdo frente al enemigo común: el reino nazarí de Granada.
El asunto puede parecer transparente con ojos de hoy, pero en la época no lo era en absoluto. Los reinos cristianos de la península no funcionaban como naciones, sino como unidades patrimoniales compuestas a su vez por otras unidades más pequeñas (los señoríos), y el vecino cristiano podía ser tan enemigo como el vecino moro. Por otra parte, el reino nazarí de Granada estaba acostumbrado a pagar a unos o a otros (cristianos o moros) para garantizar sus fronteras. Con ese paisaje, las prioridades de los monarcas, tanto en Aragón como en Castilla, sólo podían ser tres: una, apaciguar las relaciones con los reinos cristianos vecinos; dos, fortalecerse frente a la amenaza musulmana, y tres, tratar de contener las ambiciones nobiliarias. Al primer objetivo, el de las relaciones de buena vecindad entre los reinos cristianos, pertenece el Tratado de Alcalá de Henares.
En las relaciones entre Castilla y Aragón, todo el problema consistía en fijar los derechos de cada cual en la frontera, singularmente en Murcia, cosa que se resolvió en una minuciosa serie de tratados: Torrellas en 1304, Elche en 1305 y este de Alcalá de Henares en 1308. Más complicado resultó frenar las ambiciones nobiliarias, porque éstas seguían desatadas, muy particularmente en Castilla. Y mientras tanto, se dibujaba con claridad el otro objetivo del programa: el reino de Granada estaba creciendo en poder sobre la base de su alianza con los benimerines de Marruecos, que habían logrado plantar sus banderas en Algeciras y Gibraltar; por tanto, había que atacar Algeciras y Gibraltar para privar a los nazaríes granadinos de tan peligroso aliado.
El fruto directo del tratado de Alcalá fue precisamente la campaña de Algeciras en 1309. Todas las cortes europeas veían con buenos ojos aquella expedición, que sólo podía aportar beneficios para las potencias cristianas. Las armas castellanas y aragonesas lograron conquistar Gibraltar, pero no pudieron tomar Algeciras. Y no pudieron porque, en pleno asedio, una parte importante del contingente cristiano abandonó el campo. ¿Qué estaba pasando? Que un noble refractario, el infante don Juan Manuel (el celebérrimo autor de “El conde Lucanor”), enemistado con el rey de Castilla, se vengaba así por los agravios sufridos. Era el tercer objetivo de la política medieval: contener las ambiciones nobiliarias. Y eso iba a ser más difícil incluso que culminar la Reconquista.
Otros hechos:
1629: Nace en Torrelaguna, Madrid, el sacerdote y administrador virreinal Melchor de Liñán y Cisneros, que pasó la mayor parte de su vida en América y llegó a virrey del Perú.
1897: El presidente norteamericano William McKinley anuncia la intervención de su país contra España en la guerra de Cuba.
1968: La ONU pide a Londres que descolonice Gibraltar antes del 1 de octubre de 1969.