Tal día como hoy, 24 de diciembre de 1734, un incendio fortuito destruía el Alcázar de Madrid, el que había sido palacio real de los Austrias. Sobre su solar se edificará de nueva planta el Palacio de Oriente que aún hoy sobrevive.
¿Cómo era el viejo alcázar? Hermoso. Caótico. Una mezcla de castillo medieval y palacio herreriano. Como si sobre el castillo de la Mota se hubiera edificado el alcázar de Segovia y, encima, un trozo de Escorial con los ladrillos de la Plaza Mayor. El núcleo original era el castillo moro elevado en el siglo IX para vigilar el camino del Manzanares. En algún momento se le adosaron dos torres semicirculares a efectos defensivos. El conjunto debió de permanecer más o menos inalterado hasta que los Trastámara lo convirtieron en residencia temporal y, por tanto, ocasional escenario palaciego. El castillo originario se vio ennoblecido con una capilla real y al menos una torre. Nadie sabe cómo era por dentro el alcázar en esta época, pero consta que había una sala de excepcional riqueza (“Sala rica”, la llamaban). Así era cuando aquí nació La Beltraneja.
Toda restauración trajo consigo una ampliación. La guerra de los comuneros volvió a herir el palacio. Cuando Carlos I llegó a Madrid y lo vio, se quedó espantado. Encargó su restauración y ampliación a los arquitectos Alonso de Covarrubias y Luis de Vega. Era ya 1537. Los maestros duplicaron el espacio con un patio de la reina y las correspondientes dependencias, además de dos nuevas torres angulares. Lo hicieron en estilo renacentista. El palacio era ya un compendio de medio milenio de arquitectura. Carlos I no llegó a ver las obas acabadas. Las continuó Felipe II, que tenía ya tomada la decisión de hacer de Madrid su capital, y encomendó el trabajo a Gaspar de la Vega y a Juan Bautista de Toledo. El primero enriqueció la decoración interior con una magnificencia propiamente imperial y el segundo elevó una torre, la torre dorada, en un estilo semejante al de San Lorenzo de El Escorial. Felipe II dejó el edificio listo, pero su hijo, Felipe III, también quiso poner su sello homogeneizando la fachada que sobrevivía desde la época mora.
Los reyes posteriores no fueron menos. Se marcharon los Austrias, llegaron los Borbones y quisieron redecorar el interior conforme al gusto francés. Y en esas estaban las obras cuando, en la Nochebuena de 1734, todo se quemó. Cuatro días duró el incendio. Entre las muchas cosas que quedaron destruidas se hallaban la mayor parte de los presentes que los conquistadores habían traído de América y numerosos cuadros, algunos de Velázquez. Un desastre. Así pereció el impresionante palacio que llegó a ser el Real Alcázar de Madrid. Hoy, el palacio invisible.
Otros hechos:
1500: El Gran Capitán toma la isla de Cefalonia a los turcos.
1536: El conquistador Sebastián de Belalcázar funda la ciudad de Popayán, hoy Colombia.
1568: Comienza la sublevación de los moriscos en las Alpujarras.
1684: Holanda acuerda con Marruecos financiar la piratería contra España.