Tal día como hoy, 28 de diciembre de 1852, nacía en Molledo, Cantabria, el genial ingeniero, matemático e inventor Leonardo Torres Quevedo, precursor de la informática y la automática. Un talento fuera de lo común.
Estudió Ingeniería de Caminos, amplió estudios en París y antes de cumplir los cuarenta años ya había presentado una máquina calculadora. Torres Quevedo pensaba e inventaba, dibujaba y patentaba. Lo portentoso de su cabeza no es sólo que concibiera ideas innovadoras, sino que además supiera convertirlas en materia. Hombre de una vitalidad desbordante, padre de familia supernumerosa, tuvo además la suerte de que dos tías lejanas que le habían cuidado en su niñez, las señoritas Barrenechea, le legaron su fortuna, lo cual le dio la independencia suficiente como para dedicarse a su propio cerebro.
Fue nombrado director del Laboratorio de Mecánica Aplicada en 1901, institución que promoverá algunos de los mejores trabajos científicos españoles de la época, desde un cinematógrafo hasta un espectrógrafo de rayos X. Leonardo Torres Quevedo inventó, entre otras cosas, un nuevo tipo de globo dirigible (se utilizará en la primera guerra mundial), el primer sistema conocido de radiocontrol sobre máquinas (el telekino) y una máquina que jugaba al ajedrez. Por todos esos trabajos se le considera uno de los pioneros en el campo de la inteligencia artificial. La exhibición del telekino, además, le convirtió en una celebridad popular: fue en el puerto de Bilbao, ante una muchedumbre en la que se contaba nada menos que Alfonso XIII, y el inventor, con un mando a distancia, condujo una barca cargada de pasajeros hasta el puerto. Fue un delirio. Curiosamente, cuando presentó al Gobierno el mismo sistema para uso militar, guiando proyectiles, la Administración dijo que no tenía dinero para comprar la patente.
Fue además un excepcional ingeniero: suyo es el trasbordador de las cataratas del Niágara, en Estados Unidos, el llamado “Spanish Aerocar”, que se inauguró en 1916 y que sigue activo hoy en día, casi un siglo después. Torres Quevedo fue una celebridad en su época y recibió innumerables distinciones oficiales por parte de las autoridades españolas. Murió en Madrid el 18 de diciembre de 1936, a pocos días de cumplir ochenta años, cuando España ardía por la guerra civil. Leonardo Torres Quevedo ha sido sin duda uno de los mayores talentos de la Historia de España.
Otros hechos:
1254: Alfonso X crea el Estudio General de Sevilla, embrión de la universidad.
1696: Muere cautivo en un monasterio de Roma, condenado por la Inquisición, el teólogo quietista Miguel de Molinos.
1872: Nace en Bilbao el escritor Pío Baroja, uno de los grandes de la literatura española y nombre crucial de la generación del 98.
1926: La dictadura de Primo de Rivera acuerda el concierto económico entre el Estado y las provincias vascongadas por un periodo de 25 años.