Tal día como hoy, 3 febrero de 1807, la armada inglesa atacó el puerto de Montevideo, posesión española en el estuario del Plata, en lo que hoy es Uruguay. Era el principio de un tenaz acoso contra la España de ultramar.
¿Por qué atacaban los ingleses? Porque España, en aquel momento, era aliada de la Francia de Napoleón, y Francia estaba en guerra con Inglaterra. La batalla de Trafalgar nos había dejado con la escuadra hecha unos zorros y en América no había ejército colonial propiamente dicho, sino pequeñas guarniciones compuestas fundamentalmente por personal local. Así los ingleses aprovecharon para incordiar en un espacio que ambicionaban desde hacía mucho tiempo.
Al comenzar el siglo XIX hubo varios intentos británicos de apoderarse del rico estuario del Plata, tanto en Montevideo como en Buenos Aires. Aquel virreinato era pieza muy codiciada por su control de las rutas marítimas hacia el pacífico y de las rutas fluviales hacia el interior del continente. Un año antes, en 1806, los ingleses habían intentado apoderarse de Buenos Aires, pero lo impidió la pericia militar de Santiago de Liniers, el último gran virrey, que protagonizó una hazaña asombrosa cruzando el Plata en medio de una tempestad pavorosa. Montevideo, por el contrario, estaba menos protegida. Allí concentró su fuerza la flota inglesa, que después de un mes de combates y dieciséis días de asedio logró tomar la ciudad.
El dominio británico sobre Montevideo duró poco: acto seguido los ingleses ensayaban otra vez tomar Buenos Aires y eran nuevamente derrotados. Entre las condiciones de esta segunda rendición figuraba el abandono de Montevideo, de manera que los ingleses se marcharon y la ciudad volvió a ser española muy pocos meses después. Sin embargo, los británicos habían aprovechado la situación para tender lazos entre la población criolla del Plata, en particular a través del contrabando y del espionaje. Todo eso saldrá a la luz años más tarde, cuando Inglaterra fomente la independencia de Argentina y Uruguay contra la corona española. La descomposición del poder en la península, después de 1808, hará el resto. Aquel ataque a Montevideo fue el anuncio de lo que se nos venía encima.
Otros hechos:
1558: Muere en Bruselas, Bélgica, el franciscano Alfonso de Castro, eminente teólogo y jurista de la Escuela de Salamanca, consejero de Carlos I y Felipe II.
1689: Nace en Pasajes, Guipúzcoa, Blas de Lezo, marino, que por su heroísmo se convertiría en una de las grandes leyendas del ejército español.
1870: El gobierno “revolucionario” de Serrano y Prim, que ha derrocado a Isabel II, ofrece la corona de España a Tomás Alberto de Saboya, sobrino del rey de Italia Víctor Manuel II. Éste rechaza la oferta. La corona irá a un hijo del rey: Amadeo.
1926: Un oficial español se convierte en el general más joven de Europa: Francisco Franco, que tiene en ese momento 34 años.