Tal día como hoy, 7 febrero de 1518, el rey Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, juraba las leyes de Castilla. Era el paso previo imprescindible para su ascenso al trono.
Carlos I, criado en Flandes, llegaba a la corona española tras la muerte de su padre, Felipe el Hermoso, y la incapacitación de su madre, Juana la Loca. Hasta entonces había asegurado la regencia del Reino el cardenal Cisneros. A Carlos no le correspondía sólo la herencia de Castilla y León, sino también la de Aragón, Granada, Navarra, Nápoles y Sicilia. Pero antes tenía que jurar las leyes de cada uno de esos reinos.
Contra lo que se cree actualmente, los reyes tradicionales no eran déspotas que hacían su voluntad, sino que estaban obligados a jurar ante las cortes de sus reinos antes de ceñir la corona. Tal jura no era una mera formalidad, sino que implicaba el acatamiento a un orden legal preexistente. Eso fue lo que tuvo que hacer Carlos I para convertirse efectivamente en rey de Castilla. A partir de ese momento, Carlos cometerá serios errores que harán difíciles los primeros años de su reinado, en particular por apoyarse en sus favoritos flamencos y no en la nobleza española, que se vio desplazada. La introducción de nuevas pautas de gobierno excitará además el recelo de estamentos tradicionales en Castilla y en Valencia, dando lugar a las guerras de las Comunidades y las Germanías, respectivamente. El rey rectificará esos errores muy pronto –no siempre de manera incruenta- y en 1522 ya puede hablarse de un Reino pacificado.
Por otro lado, en esos mismos años Carlos era proclamado rey de Romanos y emperador, lo cual le convirtió en el hombre más poderoso de su tiempo. Ya era Carlos I de España y V de Alemania. Desde su trono abanderará el ideal humanista de la Universitas Christiana, la supremacía de la autoridad imperial sobre todos los reyes de la Cristiandad, y la defensa de la cristiandad. La herejía protestante le convirtió en campeón de la Cruz incluso contra los intereses materiales del papado. Venció a Francia y contuvo al imperio otomano. En 1550 hizo algo que ningún otro monarca había hecho jamás: detener sus conquistas –en este caso, en América- hasta tener la certidumbre de que actuaba conforme a la recta moral, y eso fue la Controversia de Valladolid. En suma, Carlos I fue el monarca que abrió para España un periodo decisivo de su Historia.
Otros hechos:
1461: La oligarquía civil y eclesiástica de Barcelona, opuesta al poder real de Juan II, se subleva contra el monarca por haber encarcelado a su hijo Carlos de Viana. La Biga –que así se llamaba el partido insurrecto- ofrecerá una corona catalana a Enrique de Castilla, Pedro de Portugal y Renato de Anjou. Ninguno de ellos la tomó.
1793: En la Francia revolucionaria, la Convención, después de haber decapitado a Luis XVI, declara la guerra a España.
1822: Fernando VII pide ayuda a la Santa Alianza –coalición internacional de monarquías absolutas- para desalojar a los liberales del poder, que ostentaban desde el golpe de Riego dos años atrás.