9 de noviembre de 1641. El cardenal-infante que murió con las botas puestas
Tal día como hoy, 9 de noviembre de 1641, moría en Bruselas, con 31 años, el cardenal-infante Fernando, gobernador general de los Países Bajos y capitán general de los ejércitos de Flandes, hijo de Felipe III y una de las figuras más sugestivas del XVII español.
La España de Felipe III estaba en el cénit de su gloria: el imperio había alcanzado su mayor extensión, en lo cultural bullían los siglos de oro y, en lo político, reinaba la Pax Hispánica, cuando callaron las armas con Francia por la paz de Vervins de 1598, con Inglaterra por el tratado de Londres de 1604 y con los Países Bajos por la tregua de los Doce Años (1609-1621). En ese contexto nació en El Escorial Fernando de Austria y Austria-Estiria, sexto hijo (tercer varón) del rey Felipe y su esposa Margarita. Al infante se le destinó a la Iglesia, pero con el concepto político que los reyes tenían de tal cosa: sin ser nunca ordenado sacerdote, se le nombró directamente arzobispo de Toledo con 10 años y cardenal muy poco después. Ciertamente, de clérigo no tenía más que los hábitos, y ni siquiera los llevaba siempre. En 1621 muere Felipe III y le sucede su primogénito, Felipe IV, que delega el gobierno en el conde-duque de Olivares. A Fernando se le encomienda el virreinato de Cataluña y enseguida se le atribuye una misión que llenará su vida y su muerte: Flandes.
Para ese momento, 1633, la Pax Hispánica ya sólo era un recuerdo y las armas volvían a hablar en Europa. Fernando, con poco más de veinte años, se vio al frente de los ejércitos que marchaban a Flandes. Como los holandeses habían cerrado la mar, tuvo que ir por tierra desde Milán. El camino será una sucesión de combates. En ese mismo instante los ejércitos imperiales de los Habsburgo se las tenían tiesas con la alianza protestante de suecos y sajones; Fernando de Austria acudió en socorro de su primo Fernando de Hungría y dio la batalla. Aquello terminó en el campo de Nördlingen (1634), donde los imperiales destrozaron a los suecos. El cardenal-infante siguió hacia Bruselas, que hervía de inquietud. Buen político, negoció aquí y sacudió allá, y supo afianzar su poder. Justo a tiempo, porque los franceses amenazaban. Fernando lanzó una campaña espectacular que entre 1635 y 1636 le llevó a 30 kilómetros de París. A partir de aquí, sin embargo, todo empezó a torcerse: demasiados enemigos a la vez (Francia, Holanda, Inglaterra, sublevaciones en Portugal y en Cataluña), pocos medios, porque el país atravesaba por una crisis atroz y, para colmo, intrigas en Madrid, donde no faltaron voces para minar su reputación. Entre victoria y derrotas (ganó Amberes pero perdió Arras), el cardenal-infante trató de mantenerse en pie en un imperio que se derrumbaba. Enfermo tras una de sus innumerables batallas, terminó entregando la vida en Bruselas en 1641.
Otros hechos:
1790: Muere en Mérida, Venezuela, el obispo sevillano Juan Ramos de Lora, misionero en México y California, obispo en Venezuela y fundador de la Universidad de los Andes.
1922: Jacinto Benavente es galardonado con el premio Nobel de Literatura.
1940: El gobierno de Franco fusila al líder socialista Julián Zugazagoitia, ministro de Gobernación en el gabinete de Negrín.