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El nuevo pecado original es ser “varón”

El nuevo pecado original es ser “varón”
 

En 2018, la tan influyente Asociación Estadounidense de Psicología (APA) publicó sus pautas para la práctica psicológica con niños y hombres, donde sostuvo que “la masculinidad tradicional es ni más ni menos que dañina” y emitió directrices para ayudar a los médicos a “tratar” dicha “patología”. 

En nuestra época, el hombre parece estar tan perdido que necesite una guía de uso y buenas formas.

Buscando razones firmes de este cambio, incluso la función del padre de proveer, proteger y procrear es puesta en tela de juicio. 

Hoy en día solo en Occidente ninguna de las tres funciones es necesaria; con ayuda del Estado una mujer puede proveer, proteger y procrear. 

Sabemos que en estas décadas el suicidio de los hombres es superior y también sabemos, —con los datos estadísticos en la mano—, que cada día los hombres prefieren vivir en soledad. No se arriesgan a vivir con una mujer, puesto que, por un simple comentario de WhatsApp, pueden ser denunciados y ellas “se lo queden todo”. 

Cada mes, de forma puntual, llega a mi consulta un hombre deshecho por no poder ver a sus hijos; obviamente ha sido denunciado por violencia de género. 

Al leer la denuncia vemos que una frase como “me voy a quitar la vida”, sea vista como una coacción hacia su esposa, por lo cual, se consideró como violencia de género y así, todos los meses…, pero si preguntaras a cualquier lingüista, te dirá que es imposible saber lo que quiere decir dicha frase sin su contexto…

Este mes otro hombre destrozado emocionalmente me mostró la denuncia que le interpuso su mujer, dijo por WhatsApp: “vas a venir a donde yo estoy”, él estaba en el hospital, por tanto, se interpretó como violencia de género e incluso se puso una orden de alejamiento de sus hijas… 

Hace unos días supe de un conocido ingeniero, su exmujer le denunció por violencia de género (por un comentario del tipo que acabo de exponer). Obviamente, al ser violencia de género, la madre ganó la custodia de sus hijas, por consiguiente, el varón debía pagar la manutención económica, y además la hipoteca del piso donde se quedó viviendo su exmujer con su amante y sus hijas. Poco tiempo después de la denuncia, el hombre se tiró por la ventana. Según todo el mundo, el hombre en cuestión era una bellísima persona. 

Desde un punto de vista ideológico, en el derecho penal antes se prejuzgaba a la clase social o la raza, ahora, sin duda, se juzga al género.

Todos estamos de acuerdo en que una ley de protección a la mujer era necesaria, pero no esta Ley de Rodríguez Zapatero. Un expresidente que tiene como “síntoma psicológico” el dividir a unos contra otros, resucitar a Franco con la memoria histórica y dividir otra vez a la población, desgajar hombres y mujeres, apoyar a dictadores y desagregar entre unos y otros de otro signo, negar la crisis del 2008 odiando a los ricos contra los pobres. Más le valdría haber ido a un psicólogo y curarse…

Sigamos, en 1970, el 80% de los hombres de 25-29 años estaban casados. En 2007, sólo el 60%. Y curiosamente el porcentaje de hombres que considera el matrimonio como un objetivo en su vida ha bajado mucho más que el de las mujeres. En resumidas cuentas, los varones están desertando del matrimonio. No lo quieren ni en pintura y esto tiene desastrosas consecuencias para la sociedad…

—Ten cuidado cuando salgas por la noche, no toques, ni hables, ni vayas con ninguna mujer, ni te acerques a ellas que te pueden denunciar—. Esto es lo que una madre recomendaba a su hijo adolescente (sic). 

No es nada nuevo que el enemigo a derrocar en la posmodernidad es el hombre blanco heterosexual y cisgénero. Se le culpa de todas las agitaciones y disputas. Aunque si eres hombre musulmán o chino, o de otra etnia, no te acusarán de nada.

El miedo del hombre es tan grande que no pocos profesores de universidad evitan tener tutorías con alumnas; ponen cualquier excusa para hacerlas online. Otros dejan siempre la puerta abierta del despacho. Todos los profesores sabemos que te pueden condenar socialmente de por vida y sin pruebas.

En otros países como Estados Unidos ya no quedan a comer a solas con mujeres por motivos de trabajo.

Tras varias décadas de ideología de género, el andamiaje construido para favorecer a las mujeres es gigantesco, atesoran unas 467 leyes, subvenciones y ventajas a su favor. 

También llama muchísimo la atención que, de todas las leyes que han surgido a raíz de las políticas de género, no haya ninguna que se dedique a la unión, a favorecer la mediación de los géneros para el mejor entendimiento. Todo está diseñado para la separación, la dicotomía y la división. La ideología de género se ha dedicado a ayudar a un colectivo en detrimento de otro y a polarizar las relaciones buscando la confrontación.

Llama la atención que nunca, en ningún caso, —insisto— se ha propuesto ninguna ley para podernos entender mejor, para poder construir un espacio común estable, para poder apoyar a la familia y poder tener hijos. Estas leyes, sin duda alguna, son otro aspecto a considerar en este desastre demográfico que vivimos. Es la primera vez en la historia que se ha roto el principio de conservación. En las calles de España ya no hay niños, solo vemos a miles y miles de perros.

La masculinidad en Occidente está muy mal vista, es agresiva, patriarcal y decimonónica. Según el CIS Un 44,1% de los hombres cree que se ha ido demasiado lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres y que ahora se les discrimina a ellos.

Toda la publicidad es en contra del hombre y tal esfuerzo mediático ha calado muy profundo, y ahora cualquier signo propio masculino es visto como negativo, y, según la psicología “anglosajona”, ahora también es “patológico”. 

Hoy en Occidente se estila un hombre pusilánime, sensible, blandengue y evitador de conflictos.

La masculinidad “tóxica” pasa a ser potestad del varón solo en el caso de ser blanco, heterosexual, nacido en países desarrollados y de tradición judeocristiana. Si es de otra religión se le ha de respetar sus creencias y ya no es una masculinidad “tóxica”.

Ha surgido un amplísimo vocabulario negativo en torno al hombre: masculinidad tóxica, padres sombra, paleopadres, etc… de forma insistente los adjetivos siempre son negativos. 

La universidad durante décadas ha buscado de forma obsesiva en sus estudios todas las aristas de posible culpabilidad del varón y de posible victimización de la mujer hasta límites inauditos.

Los medios de comunicación anglosajones nos han bombardeado durante décadas con padres imbéciles e ignorantes, los hombres son presentados como verdaderos payasos. 

Homer Simpson, Papá Pig, los padres son descritos como tontos, vagos, sin autoridad como en los dibujos de “El increíble mundo de Gumball, Clarence. La serie Jerry and Beth Smith, Futurama, American Dad, South Park,” la lista de dibujos animados venida del mundo anglosajón es interminable… 

Hace poco en una cena con mucha gente un niño de 10 años medio gritando y delante de todo el mundo se dirigió a su padre y le dijo: ¿Eres tonto o qué?

Después de este comentario la gente se empezó a reír a carcajadas… la pregunta es, ¿Por qué la gente se empezó a reír cuando un hijo falta respeto a su padre?

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