En líneas generales, me gusta la propuesta del economista Robin Hanson como alternativa al actual sistema de Seguridad Social. La propuesta consiste en que los padres puedan tener una pensión si han cotizado, pero será mucho más elevada si han tenido hijos y estos trabajan.
Este sistema resolvería la tremenda crisis demográfica, puesto que incentivaría tener hijos y formarlos adecuadamente. Con este cambio, fomentaríamos una cultura de la unión y los vínculos, en vez de la división y el enfrentamiento que nos han perseguido todas estas décadas.
Según este sistema, los padres verían por fin recompensado su enorme esfuerzo, dado que, si sus hijos trabajan, esto se traduciría inmediatamente en una mayor jubilación para los progenitores.
Este mecanismo podría reemplazar en gran parte a la Seguridad Social actual en favor de un modelo familiar tradicional y de solidaridad “real.” En el fondo, sería mucho más parecido a lo que han realizado las familias durante toda su evolución; los progenitores tuvieron hijos no solo por mandato biológico, sino como garantía de sustento futuro.
La irrupción de la Seguridad Social, de invención socialista, rompió con esta tradición. De tal suerte, hoy podemos encontrar personas muy egoístas que deciden ganar el máximo de dinero sin tener hijos, dedicándose a los placeres de la vida, a viajar, asistir a clases de pilates, tener perros… Y cuando sean ancianos en una residencia, ya los cuidará el Estado por medio de los hijos que otros padres sí se han sacrificado en tener.
En el actual sistema existen dos polos: por un lado, el Estado, que da respuesta a todo y poco a poco ha sustituido a la familia, y por otro, el individuo sin vínculos. Se trata de un sistema paradójicamente insolidario, ya que promueve el individualismo.
Otro aspecto importante es considerar que los hijos improductivos (nos referimos a los ninis) no supondrían beneficio alguno para sus progenitores, lo que aseguraría un genuino interés paterno en facilitarles una formación adecuada e inculcarles la ética del trabajo y el esfuerzo, frente a la cultura de cogerse la baja laboral injustificadamente. Sin duda, se recuperaría así el valor de la familia y volveríamos a tener hijos.