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Koldo, el custodio de los avales de Pedro Sánchez

Koldo, el custodio de los avales de Pedro Sánchez

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La cuesta atrás de Pedro Sánchez

Quiero parafrasear a la periodista Isabel San Sebastián, cuando nos dice:  prefiero usar la preposición “en” por prudencia y no usar el verbo “es”.  Podría titular “Corrupción en las Instituciones en vez de “La corrupción es la Institución”.

El caso Koldo puede ser la cuenta atrás de la Presidencia de Gobierno de Pedro Sánchez. Se le acaba el manual de resistencia y la ambición viene cada vez más cercado por la realidad del refrán: “Quien a hierro mata a hierro muere” Quien llegó al poder denunciando a Mariano Rajoy por una corrupción que nunca se probó, puede irse, él mismo, por su propia corrupción, la de los suyos o la de otros por ocultamiento o omisión. Qué decir de las modificaciones del Código Penal o la Ley de Amnistía a la carta por siete votos que le han permitido conseguir la Presidencia del Gobierno.

En el caso Koldo, la pregunta que se quisiera conocer es si tenía conocimiento de los hechos presuntamente delictivos de un personaje incrustado en la organización de poder o si no los tenía. Se puede señalar que en los dos casos debería exigírsele responsabilidad. Primero, por si tuvo conocimiento y no tomó las medidas necesarias y urgentes para cortarlo. O segundo, por omisión, al no conocer lo que se hacía desde sus ministerios, al ser su obligación velar por el control legal del Poder.

España es hoy una sociedad bloqueada con un Gobierno arrinconado por las exigencias del independentismo. Con un grave conflicto entre el Ejecutivo y el Judicial. Todo ello a cuenta de la amnistía (deterioro institucional). Desde el Ejecutivo y el Parlamento se pone en duda la integridad de algunos Jueces acusándoles de “prevaricadores”.

Se está larvando un estado de cabreo en las Fuerzas de Seguridad del Estado por la insensibilidad del Gobierno de Sánchez tras la muerte de dos agentes asesinados vilmente por los narcotraficantes en el puerto de Barbate (degradación moral).

El caso Koldo es un paciente trabajo de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Se había declarado secreto del sumario, pero el informe de la UCO ha sido pródigamente difundido, lo cual, no lo aseguro, no lo doy por hecho, a lo mejor, tal vez, vaya usted a saber, tiene que ver con el malestar de la Guardia Civil con un Gobierno que no derramó lágrimas ni minutos de silencio por el asesinato de sus dos compañeros. Este es no solo un malestar en las Fuerzas de Seguridad del Estado sino en la sociedad entera.

El explosivo informe de la UCO viene adosado a figuras del sanchismo oficial tan significadas como las de Ábalos, Santos Cerdán, Marlaska, Torres, Illa, Armengol o el propio Sánchez. Todas huelen a pólvora porque el tal Koldo García no es un simple pícaro cuya actuación empieza y termina en la censurable conducta personal que le ha llevado ante los jueces por organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales.

El escándalo no se explica sin la impunidad que otorgaba la proximidad al poder de un delincuente sobrevenido. El caso Koldo no existiría sin la desidia culpable de la Administración al máximo nivel. Pero hasta ahora, que yo sepa, nadie de las alturas frecuentadas por este personaje ha pedido perdón. Al menos por no haber detectado lo que estaba ocurriendo delante de sus narices, lo que descalifica para el ejercicio de un cargo público, no puede estar en manos de quien se deja engañar tan fácilmente. No deberíamos como sociedad permitir, igual que sucedió en otros casos de corrupción, “arrojar tierra encima”.

Es incuestionable que una estructura organizativa se dejó parasitar por el amiguete, que puede acabar siendo el sepulturero de sus padrinos. No olvidemos que Koldo era la mano derecha del entonces poderoso secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos. Pero también destacado activista de primera hora del sanchismo. Lo cuenta el presidente del Gobierno en su libro Manual de Resistencia al elogiar la tarea de Koldo en su papel de «custodio» de sus avales en las elecciones primarias que peleó por la Secretaria General del PSOE con Susana Díaz, en mayo del año 2017.

Con estas credenciales, no me extraña que se ofreciera como conseguidor de dinero público para comprar mascarillas a cambio de sustanciosas «comisiones ilegales» y se permitiese amenazar como un vulgar macarra de barrio al alcalde socialista democráticamente elegido por los leoneses.

No podemos olvidar que Koldo García, mano derecha del entonces ministro José Luis Ábalos, le acompaño al avión donde viajaba la Vicepresidencia de Venezuela Delcy Rodríguez, “gran amiga de Rodríguez Zapatero” para sacar las famosas 40 maletas del Aeropuerto de Madrid-Barajas. Este nuevo escáldalo puede aclarar dicho episodio si no le hacen para él una nueva Ley de “Amnistía”. Así como le garanticen el indulto antes de entrar en la cárcel tanto a él como a todos los que participaron en este delito de las comisiones de las mascarillas. “O sabremos donde fueron dichas maletas y que contenían”.

El bulletin

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