Las afirmaciones del Ministro de cultura, comparándonos con el colonialismo belga demuestra estar más lejos de la verdad que yo del planeta Marte
La pregunta que hoy nos convoca es ¿Por qué ocurre esto?, cómo es posible que todo un flamante ministro de cultura deforme y oculte a la verdad y no se le mueva ni la comisura de los labios.
Sabemos que une de las reacciones ante la desaparición del marxismo fue atacar las propias bases de la cultura occidental, como si se tratara de una enfermedad autoinmune que surge desde dentro.
En esta línea, los teóricos poscoloniales sostienen que hay que rechazar de plano todo lo europeo, rechazar su filosofía, su ciencia, cuestionar el concepto de occidentalidad, desprestigiar la religión católica, incluso rechazar la ciencia, pues esta, había sido desarrollada por el hombre blanco heterosexual cisgenero para apuntalar con ella su dominio y por tanto, incluso “la ciencia” también es opresiva.
Efectivamente, para llegar a esa “Justicia Social” tan añorada por el ministro también hay que reescribir la Historia y beneficiar a los grupos fragmentados de víctimas. Y de todo este tubo de ensayo sale nuestro ministro que desprecia y falsifica la Historia, pues en el fondo, según su ideología, está llamado a alcanzar la justicia social cueste lo que cueste. Pero al señor ministro se le olvida que esa sublime “justicia social” es solo para unas minorías y no para otras, para unos grupos y no para otros, y eso, señor ministro, no es justicia social.
Digo esto porque me he dedicado toda la vida a temas sociales del tercer sector pero, aunque no me hubiera dedicado a lo social también estaría legitimizado a decirlo igualmente. Lo cierto sigue siendo que los belgas en 1958 todavía exponían en Bruselas a los negros en zoológicos bajo barrotes. Aeticos, fueron verdaderos asesinos matando a más de 10 millones de personas, mutilaron, degollaron, expoliaron el país, fundamentalmente les interesaba su caucho y con su dinero embellecer Bruselas, y eso sí que era colonialismo depredador que deja a un país sin piel. Y hoy en día ya no hay bote salvavidas que maquille tales verdades históricas.
España, en las antípodas de esta cultura anglosajona, nunca tuvo colonias, tenía virreinatos “que era la propia España”; desarrolló leyes de protección hacia los indios
España, en las antípodas de esta cultura anglosajona, nunca tuvo colonias, tenía virreinatos “que era la propia España”; desarrolló leyes de protección hacia los indios, -las leyes de Burgos 1552- donde entre otras cosas, se les dio la libertad y se les permitió la propiedad al igual que los habitantes de la península, creamos infraestructuras, universidades, llevamos vacunas, construimos hospitales, etc. La diferencia entre un imperio generador y otro depredador (en palabras de Gustavo Bueno) no tiene ni punto de comparación, en fin.
Otra pregunta que hoy nos convocan es: ¿Por qué España es el único país -hasta donde yo sé- que no se defiende de las mentiras e incluso se autolesiona rompiendo el principio de conservación?
España, la Hispanidad, descubrió tres continentes y como primera potencia globalizadora y pese a lógicos errores, fue ejemplar, distinta, mestiza, y puso las bases de los derechos humanos
Para la Hispanidad, el ideal del mundo era la búsqueda del bien, la verdad y la belleza; la búsqueda del bien común, y esa era la línea del pensamiento de Santo Tomas, de la escuela teológica española, de la escolástica. Ya en aquellos años se reflexionaba sobre el poder y la propiedad que tiene que favorecer a uno mismo, pero también a la comunidad y esto, es lo que recorría toda la geografía. Entendía por ejemplo que la economía estaba al servicio del hombre.
En el protestantismo es bueno lo que es útil y lo que me hace ganar dinero, se entiende que el hombre se salva por la fe, como dictaminó Lutero, no importan las obras… incluso Calvino habló de que hay que enriquecerse y eso es lo que hará Inglaterra, Bélgica, Holanda fagocitar y enriquecerse a toda costa desde el turboutilitarismo, las políticas extractivas y el simple egoísmo.
España, la Hispanidad, señor ministro, descubrió tres continentes y como primera potencia globalizadora y pese a lógicos errores, fue ejemplar, distinta, mestiza (mestiza quiere decir igualdad), y puso las bases de los derechos humanos.
Y recuerde que usted, señor ministro, solo ha podido ser ministro aquí, en España, donde nos autolesionamos con cuchillas a modo de adolescentes traumatizados, en cualquier otro país le hubieran echado y punto.
Sin embargo, algo está cambiando, hay diferentes movimientos asociativos que han exigido la dimisión del ministro, asimismo ha sido muy destacable el Protocolo de Santa Pola que ha surgido en defensa de la Hispanidad.