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¿Traer a millones de inmigrantes sería el fin de la cultura española?

¿Traer a millones de inmigrantes sería el fin de la cultura española?

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Según el Banco de España necesitamos a 35 millones de inmigrantes pero, esta noticia, es reflejo de una visión puramente económica. El Banco de España se queda con la solución más “facilona”, no buscando ninguna otra al problema del envejecimiento.

Con estas mimbres, no me resisto a preguntar por qué no se respeta la decisión de los españoles de no tener hijos y no apostar por el futuro.

Si una persona individualmente se va a vivir al campo y decide ganar la mitad de dinero y vivir como un ermitaño, es una decisión que debemos respetar.

Si en el futuro somos en España la mitad de población, porque hemos decidido tener perros y gatos, y no hijos, y hemos decidido disfrutar la vida de forma individualista sin hijo alguno, es una cuestión a la que tendremos que dar respuesta nosotros mismos.

En la actualidad somos la economía número 14 del mundo (2023) y, sabemos que “al no tener hijos” pasaremos a ser la economía número 30 “aproximadamente” en los próximos años, según publicó la revista científica The Lancet.

Yo vivo en la España vaciada, y ciertamente es melancólico ver cómo languidece, pero es una decisión que también hay que respetar y aceptar, y como consecuencia, cientos de pueblos han desaparecido, -y las cosas siguen apenas funcionando-, donde antes había 10 agricultores ahora hay solo 2, si en el pueblo había 5 bares ahora solo hay un tele club.

Pero esto no implica que tengamos que aceptar por decisión de nuestros políticos que el pueblo se llene de personas ajenas totalmente a nuestra cultura, lengua y religión.

En españa la gente es muy abierta, generosa y aceptamos una inmigración legal y proporcionada a la población, que se integre, participe y contribuya al bienestar común. Qué venga a trabajar, prosperar y a crecer juntos.

Si en el futuro somos la mitad de población, pues habrá que tener la mitad de escuelas, la mitad de hospitales, la mitad de policías, la mitad de todo, de hecho las convocatorias de las oposiciones ya se deberían ajustar a esa expectativa poblacional y así sucesivamente.

Al igual que un país crece y decrece, y no pasa nada, no debe ser ningún trauma ni rasgarnos las vestiduras, -los autónomos saben mucho de eso, hay veces que ganan mucho y otros meses ganan poco-.

Entiendo que algunas empresas estén muy interesadas en traer a millones y millones y millones de personas ajenas a nuestra cultura para mantener la economía del país en el puesto 14 del PIB mundial.

Pero la inmigración no solo es una cuestión económica -insisto-, es una cuestión cultural que afecta sobre manera a la Sociedad Civil y curiosamente, nunca se ha preguntado a la Sociedad Civil española si quiere regularizaciones e inmigración masiva.

Nunca nos han preguntado si nos parece bien, nunca se nos ha preguntado qué sentimos al no reconocer nuestro barrio y ver solo tiendas “halal” y que por la calle ya no se hable nuestro idioma

Como casi siempre los políticos nos han ninguneado. Quizá habría que empezar por preguntarse, si la inmigración es un fenómeno inevitable, o qué tipos de inmigrantes nos convienen.

Abrir las puertas indiscriminadamente tiene sus consecuencias, por ejemplo conlleva fenómenos de aculturación, es decir, que unas culturas se sobreponen a otras. Y es ingenuo pensar que éstos procesos son siempre pacíficos, como bien saben las minorías. La pregunta es: ¿Queremos ser en breve una minoría en nuestro país?

Hay informes recientes que contradicen la teoría de que la inmigración masiva es buena para la economía; un reciente informe británico sostiene que traer inmigrantes de forma masiva no mejora la economía, su formación es baja, saturan los servicios sociales y sanitarios y hay que crear miles de viviendas y eso también genera un coste muy elevado. “Las 515.000 viviendas que se necesitan equivaldrían a añadir una ciudad del tamaño de Cardiff al Reino Unido cada año” Esteban (2024).

El reciente estudio publicado en Gran Bretaña por el Centro de Estudios Políticos es muy claro en sus conclusiones: la inmigración masiva (siete millones en dos décadas) no ha generado el crecimiento económico como decían los políticos que ocurriría. Los sucesivos gobiernos del Reino Unido aseveraron con vehemencia que produciría grandes beneficios, pero la tozuda realidad y los números son muy claros: la famosa mejora económica no ha llegado y ahora el Reino Unido se pregunta cómo integrar a eso 7 millones de inmigrantes ajenos a su cultura.

Este informe también destaca que los inmigrantes pagan muchos menos impuestos que los nativos y presionan en todos los aspectos desde el consultorio médico hasta en las carreteras.

En otro orden de cosas, tampoco creo que el tema de seguridad sea el más crítico, aunque sea cierto que cada día más mujeres manifiestan tener miedo a salir a la calle por la noche o en determinadas zonas por el día, y por cierto, en estos casos no escuchamos a ninguna ONG ofrecer ayuda alguna.

La emigración, -insisto-, es una cuestión fundamentalmente cultural ¿Qué ocurre cuando un lugar en muy pocos años pierde su identidad, sus tiendas, sus gentes y solo se ven mujeres tapadas?

Digo mujeres tapadas porque una cuestión que no llegan a entender los occidentales es que las personas de cultura y religión musulmana no pueden hacer nada salvo lo que hacen, intentar imponer su religión.

Los occidentales no entienden que un musulmán no puede cambiar, un ruso puede cambiar, un tailandés también puede cambiar, pero un musulmán no.

A los occidentales no les cabe en la cabeza que la disidencia religiosa se paga muy cara en el Islam y, la apostasía, se paga con la muerte, sí, me han oído bien, se paga con la muerte, por este motivo los globalistas, los multiculturalistas, los progresistas que abogan por la inclusión, no acaban de entender que los musulmanes en su esencialismo no pueden hacer otra cosa que terminar imponiendo su religión, y todo lo demás, importa muy poco. Es como la fábula de la rana y el escorpión.

Muy por encima de las normas del país, la democracia, la multiculturalidad, y de la cultura que los acoge están las normas de su religión y ellos, insisto, no pueden hacer otra cosa. 

Jamás oirás a un musulmán criticar o hablar mal de su religión por la simple razón de que no puede, y si lo hiciera, las consecuencias negativas pueden ser enormes, incluso la muerte.

Y hay que recordar que la multiculturalidad es un concepto occidental que funciona cuando todos piensan que “la multiculturalidad” es buena y deseable, pero, ¿Qué ocurre cuando hay un gran colectivo que no puede pesar ni convivir de la misma forma?

¿Qué ocurre cuando un gran grupo, intenta imponer su cultura en cuanto son mayoría? Lo hemos visto en toda Europa de muchas maneras diferentes, guetos donde no entra la Policía, implantación de la Shariia الشريعة por encima de las leyes del país etc.,.. Incluso en Cataluña han creado un partido islámico independentista catalán en 2024.

En fin, los musulmanes saben que Europa es suya, y es una cuestión de tiempo que así sea, puesto que su natalidad es muy superior, y si ustedes observan, jamás habrán visto a un musulmán paseando un perro, ellos solo tienen hijos y nosotros -perrijos-. 

Mientras nosotros hemos decidido ser “la mitad” ellos, siguiendo las doctrinas de su religión, ser “el doble”. 

A buen seguro, ellos entenderán fácilmente que, aunque nosotros queramos ser cada vez menos, también queremos mantener nuestra enorme cultura.

Por estos motivos muchos ensayistas sostienen que la inmigración debería ser de Hispanoamérica ya que son prácticamente lo mismo que nosotros.

Antes de seguir aceptando a millones de inmigrantes incluso ilegalmente, podríamos ofrecer trabajos a los 3 millones de parados españoles, podríamos intentar impedir que miles de jóvenes, muy bien formados, se vayan a trabajar al extranjero.

¿Por qué no se promueve que los millones de personas que han decidido vivir la vida de forma individualista -rompiendo el principio de conservación al no tener hijos-, entreguen su herencia al Estado para pagar esas pensiones?

Las soluciones a las pensiones pueden ser miles, pero el Banco de España como cabe esperar, solo piensa en el dinero y no en las personas.

¿Por qué no se apuesta por la familia y la natalidad como valor? ¿Por qué no se reduce el Estado elefantiásico de las autonomías?

Por qué desde el colegio no se habla del cuidado de los bebés, de la importancia de tener hijos, ¿Porqué siempre la única solución, como la del Banco de España, es traer a millones y millones de personas que no se adaptarán a nuestra cultura y quieren imponer la suya?

Estamos ante un cambio demográfico enorme y rapidísimo que bajo el buenísimo de la democracia poco o nada se puede hacer. La mayoría de los franceses ya cree en el gran reemplazo según un reciente estudio del prestigioso instituto Ifop.

La democracia como sistema, abre sus puertas a los extranjeros, y algunos partidos políticos se aprovechan de este hecho ofreciendo ayudas a los inmigrantes y así, los futuros votantes se supone, lo agradecerá con su voto.

Un sistema perverso que no tiene fin, o más bien, el fin será cuando los inmigrantes sean mayoría. Si cambias la gente, cambias el país, puesto que la inmigración es una cuestión básicamente “cultural”. 

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