El progresivo y sistemático desmantelamiento del sector agrícola y ganadero en virtud de la “lucha contra el cambio climático” se hace evidente en el campo europeo. El seguimiento de la Agenda 2030 conlleva la promoción de los productos extracomunitarios en detrimento de los europeos. La Unión Europea sigue los mandamientos de la guía de la ONU a pies juntillas para hacer frente a la supuesta emergencia climática. Es por esto que el campo europeo se ve sometido a todo tipo de regulaciones y trabas mientras que desde Bruselas no se exige lo mismo a los productos procedentes de terceros países. Una clara competencia desleal consentida por los gobernantes. La situación del sector es crítica en todo el continente. Trabajan simplemente para cubrir gastos. La supervivencia del sector está en riesgo y con ella la soberanía alimentaria de los europeos. Por todo ello, el campo ha dicho basta.
Este es el caso de Alemania, que se ha sumado a Holanda en unas protestas por todo el país en rechazo a los recortes de subsidios agrícolas implementados por el Ejecutivo germano. Estas manifestaciones marcan el inicio de una lucha que pretende acabar con la persecución legislativa de las agendas globalistas al sector primario. En Alemania se pretende desmantelar el sector, hacer inviable la producción nacional y externalizar esta actividad en beneficio de otros países que en realidad son mucho más contaminantes que los europeos.
🔊 Mañana 8 de enero aplican nuevas tasas agrícolas en Alemania.
— MΛRC VIDΛL (@marcvidal) January 7, 2024
🚨 Los agricultores llevan días manifestándose y amenazan con paralizar el suministro
💣 Aunque las agencias int se hacen eco de las protestas, los principales medios alemanes casi ni lo mencionan pic.twitter.com/NeFnzQ6u6p
El ataque globalista al sector agrícola en Alemania
La aprobación de los presupuestos de Alemania para 2024 supuso un significativo revés a finales del año pasado. El Tribunal Constitucional alemán bloqueó 60.000 millones de euros de gasto al considerar inconstitucional la reasignación de fondos provenientes de ayudas por la pandemia de COVID para el fondo climático. De esta forma, los nuevos presupuestos fueron recortados en hasta 45.000 millones de euros y se anunció un ahorro adicional de hasta 17.000 millones para cumplir con las estrictas reglas fiscales del país.
La controversia surge porque, como parte de las medidas para lograr dicho ahorro, se eliminaron las subvenciones al diésel agrícola y la exención del impuesto de circulación para vehículos agrícolas. El Gobierno alemán se ha justificado al considerar que estas subvenciones son «climáticamente dañinas».
Un problema que trasciende al mundo entero
Cabe preguntarse: quid prodest? El objetivo de las agencias supranacionales con tendencias globalistas es que las empresas que controlan cerca del 60% del suministro mundial de semillas (Bayer-Monsanto, Corteva, Syngenta y BASF) adquieran el control absoluto de la cadena de suministro alimentario en todos los países. Su meta es regular los cultivos, limitar la producción, introducir semillas estandarizadas y genéticamente modificadas, reducir los canales de intercambio de semillas, así como su propagación y protección, generando escasez de alimentos, implantando así un monopolio a nivel mundial.
Para lograrlo, se implementarían normas drásticas y uniformes a escala global, transformando la agricultura industrial que abastece a Occidente. Esta transformación conllevaría el racionamiento y control total sobre la soberanía alimentaria de países independientes, quedando bajo el dominio de un monopolio de empresas. El objetivo final es evitar que los alimentos sigan siendo producidos en gran medida por agricultores particulares.
Se declara una guerra alimentaria contra la humanidad disfrazada de plan de acción climático que ya tiene el control sobre gobiernos y sus líderes. La resistencia, encabezada por agricultores y ganaderos alemanes y holandeses, no debería ser vista como un asunto local, sino como el primer acto de resistencia y el inicio de la caída del perverso sistema globalista que busca el control de la industria alimentaria.