La vicepresidente del gobierno de las maletas de Delcy chapotea en el barro
La desesperación es mala consejera. Yolanda Díaz está desesperada porque las encuestas (y todas las encuestas son en esto unánimes) anuncian un fracaso electoral para su formación política, SUMAR, y para ella misma.
Todo indica, en efecto, que el resultado del 23 de julio sentenciará la operación Yolanda y todo quedará en un enorme fiasco de guardarropía: primero porque será cuarta, por detrás de Vox; segundo, porque no conseguirá llevar a Sánchez a Moncloa; y tercero, porque el voto útil de la izquierda se concentrará en el PSOE, con el consiguiente vaciamiento de SUMAR. Es decir, la operación no habrá logrado ninguno de sus objetivos y habrá resultado un estrepitoso fracaso.
La fashionaria sacará entre 20 y 25 escaños, es decir, lo que sacaba el PCE
Para llegar hasta aquí, Yolanda Díaz ha traicionado a los suyos: al PCE, a IU, a Podemos, a todos. Mató a Irene Montero (que era tanto como matar a Iglesias) y desmontó la operación “políticas”, aquella exitosa ocurrencia liderada por ella y por Mónica Oltra (¡uf!), Ada Colau (ya abrasada) y una candidata musulmana y promarroquí de Ceuta con su pañuelico. ¿Las recuerdan?.
Luego, salió huyendo de aquello y se ofreció en bandeja a Pedro Sánchez para urdir desde Moncloa la “operación SUMAR”, la marca blanca de Pedro I el autócrata.
Yolanda es banalidad de la izquierda
Hoy Yolanda está desesperada porque sabe que cuando todo se derrumbe como un castillo de naipes y nadie le proteja, Pablo Iglesias, perverso y mezquino como un gánster, estará sentado a la puerta de casa para disfrutar el momento de la venganza, afilando la navaja.
Está desesperada porque los suyos, los del sindicato CCOO, sienten que Yolanda perdió el sentido por cuatro (cientos) trapos y un puñado de rulos y de tintes, como si fuera la señorita Pepis, y dejarán de compartir con ella las mariscadas de antaño.
Está desesperada porque además estas elecciones han descubierto al personaje que había debajo del maquillaje y del márquetin político: ni una idea, algunas ocurrencias y una enorme vacuidad. Yolanda es banalidad de la izquierda.
¿Hasta donde es tolerable la difamación y la calumnia del adversario en campaña electoral?
Y como está desesperada y no tiene ideas, y sabe que va a perder y que no sale en los medios, no se le ha ocurrido otra cosa que exigir a Feijóo que “explique sus relaciones con el narcotráfico”.
¿Hasta donde es tolerable la difamación y la calumnia del adversario en campaña electoral? ¿Se pude insinuar impunemente que el candidato al que las encuestas dan como futuro presidente tiene relaciones con el narco?
Y lo dice ella, (ex) dirigente de una formación, Podemos, que surgió en Venezuela (un narco-estado en toda regla) y se financió con oscuros recursos a través de CEPS. Y lo dice ella, la Vicepresidente del gobierno de las maletas de Delcy.