El Papa Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, será recordado como una figura transformadora en la historia de la Iglesia Católica. Hijo de emigrantes italianos, creció en una modesta familia del barrio de Flores, donde desde pequeño demostró una profunda fe inculcada por su abuela y las monjas de su escuela. Antes de decidir seguir el camino del sacerdocio, se graduó como técnico químico, pero a los 22 años ingresó al seminario diocesano de Villa Devoto y poco después se unió a la Compañía de Jesús, marcando el inicio de un recorrido extraordinario.
La formación jesuita moldeó su carácter austero, humilde y profundamente comprometido con los pobres y marginados. Su camino sacerdotal fue también académico, destacándose como profesor de Literatura, Psicología y Teología en diversas instituciones, siempre fomentando el pensamiento crítico y la sensibilidad social. Fue ordenado sacerdote en 1969 y, tras desempeñar diversos roles en la Compañía de Jesús, incluyendo ser provincial de Argentina, en 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires por el Papa Juan Pablo II. En 1998 asumió como arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, consolidándose como un pastor cercano a su pueblo, conocido por su costumbre de viajar en transporte público y vivir en un modesto apartamento en lugar del palacio arzobispal.
Su labor en Buenos Aires estuvo marcada por la promoción de la justicia social, la evangelización y la comunión. En el contexto de la crisis económica de 2001 en Argentina, su voz fue clave al denunciar las desigualdades y abogar por los más vulnerables. En 2001, el Papa Juan Pablo II lo creó cardenal, pero fiel a su estilo, pidió a sus seguidores que no viajaran a Roma y que destinaran esos recursos a los pobres.
El 13 de marzo de 2013, el cónclave lo eligió como el 266° Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, un símbolo de humildad y amor por los pobres. Este fue un momento histórico, ya que se convirtió en el primer Papa jesuita, el primero de América y el primero de origen argentino. Desde su elección, su liderazgo estuvo marcado por un enfoque pastoral, la promoción de la justicia social y un llamado constante a la misericordia.
El Papa Francisco abordó cuestiones fundamentales para la Iglesia y el mundo. Fue un defensor firme de los migrantes y refugiados, haciendo un llamado a los líderes globales para abordar la crisis migratoria con humanidad. Su pontificado incluyó visitas históricas, como a Irak, el templo de Al-Aqsa en Jerusalén y el museo del Holocausto en Israel, demostrando su compromiso con el diálogo interreligioso y la paz mundial.
El Papa Francisco será recordado por su cercanía con la gente y su valentía para enfrentar los desafíos de su tiempo. Su legado quedará inscrito como el de un pastor que supo unir sencillez, profundidad espiritual y un compromiso con la justicia y la dignidad humana.
El 13 de marzo de 2013, el cónclave lo eligió como el 266° Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, un símbolo de humildad y amor por los pobres. Este fue un momento histórico, ya que se convirtió en el primer Papa jesuita, el primero de América y el primero de origen argentino. Desde su elección, su liderazgo estuvo marcado por un enfoque pastoral, la promoción de la justicia
social y un llamado constante a la misericordia.
El Papa Francisco abordó cuestiones fundamentales para la Iglesia y el mundo. Fue un defensor firme de los migrantes y refugiados, haciendo un llamado a los líderes globales para abordar la crisis migratoria con humanidad. Su pontificado incluyó visitas históricas, como a Irak, el templo de Al-Aqsa en Jerusalén y el museo del Holocausto en Israel, demostrando su compromiso con el diálogo interreligioso y la paz mundial.
El Papa Francisco será recordado por su cercanía con la gente y su valentía para enfrentar los desafíos de su tiempo. Su legado quedará inscrito como el de un pastor que supo unir sencillez, profundidad espiritual y un compromiso con la justicia y la dignidad humana.