La investigación que lidera la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre la presunta red de corrupción ligada al exministro José Luis Ábalos continúa ganando gravedad. Según informes recientes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aparece cada vez más comprometido por su cercanía con los principales implicados en la trama, así como por la supuesta participación de su esposa, Begoña Gómez, en algunas de las gestiones cuestionadas.
Una de las piezas clave de esta investigación es la declaración de Carmen Pano, empresaria que ha testificado ante el Tribunal Supremo que entregó personalmente 90.000 euros en la sede del PSOE en la calle Ferraz, sin obtener contraprestación alguna. Esta revelación se suma a una extensa red de favores, pagos en sobres, contrataciones irregulares y operaciones exprés vinculadas al círculo de confianza de Ábalos.
Entre los protagonistas más destacados figura Víctor de Aldama, identificado como el “conseguidor” de la trama. Su cercanía con Moncloa, donde fue presentado a Sánchez en 2019, quedó registrada en una grabación realizada por Koldo García, entonces hombre de máxima confianza de Ábalos. De Aldama ha estado implicado en episodios clave del sanchismo, como el polémico encuentro con Delcy Rodríguez en Barajas o el rescate de Air Europa por 475 millones de euros.
Precisamente, en el marco de ese rescate, un mensaje de septiembre de 2020 revela que “Javier Hidalgo acaba de llamar a Begoña”, en alusión a la esposa del presidente. Horas después, el Gobierno aprobaba la operación con la participación directa de Sánchez, Nadia Calviño y Ábalos.
La trama también incluye la presunta colocación de mujeres cercanas a Ábalos en empresas públicas. Koldo García, señalado como custodio de los avales que devolvieron a Sánchez al liderazgo del PSOE, habría facilitado el acceso a estos puestos a través de intermediaciones personales. Así lo han confirmado testimonios como el de Jésica Rodríguez, estudiante de Odontología, o Claudia Montes, quien fue contratada tras un mensaje directo al presidente de Renfe.
A estas revelaciones se suman investigaciones sobre adquisiciones inmobiliarias sospechosas, como un chalet en La Línea de la Concepción y un lujoso piso en el Paseo de la Castellana, así como pagos mensuales de hasta 12.100 euros a De Aldama por parte de Air Europa.
Los informes de la Guardia Civil ya no se limitan a apuntar al entorno del exministro Ábalos. El retrato que dibuja la UCO muestra un ecosistema de poder erosionado, en el que Pedro Sánchez aparece cada vez más próximo a los implicados como para mantenerse al margen. Su esposa, Begoña Gómez, figura ya como investigada por presunto tráfico de influencias.
La Fiscalía intenta contener el avance de la causa, pero los tentáculos del caso se extienden hacia altos cargos del Ejecutivo, asesores y presidentes de empresas públicas. En este contexto, crece la presión pública y mediática, mientras se instala una pregunta inquietante: ¿Es creíble que el presidente del Gobierno desconociera las operaciones que se tejían en su entorno inmediato?