Todo comenzaba con la dimisión de la diputada autonómica María de la Cruz Rodríguez para facilitar la entrada del líder del PSOE extremeño y todavía presidente de la Diputación de Badajoz. El objetivo: que Gallardo obtenga el aforamiento parlamentario, una figura jurídica que lo blindaría ante su inminente procesamiento judicial. A cambio de ese gesto de lealtad, Rodríguez iba a ser recompensada con un cargo institucional: subdelegada del Gobierno en Badajoz. Tanto fue así que la actual titular del cargo, Maribel Cortés, ya había sido informada de su cese. La reacción fue inmediata. Críticas internas, malestar en la Delegación del Gobierno y rechazo en la opinión pública obligaron a frenar en seco el relevo. La propia Maribel Cortés, mientras acudía esta mañana a un acto oficial, recibía la inesperada noticia de que, finalmente, seguiría en su puesto. El delegado del Gobierno, José Luis Quintana, cerraba filas: “Maribel Cortés no está cesada y es una persona de mi absoluta confianza”.
