José Bono, exministro de Defensa y expresidente del Congreso, vuelve al foco mediático tras revelarse una operación urbanística en Toledo que ha multiplicado el valor de uno de sus terrenos de 17.600 euros a más de un millón. La parcela, originalmente rústica, fue recalificada a suelo industrial sin que su nombre apareciera directamente en los trámites, bajo un plan impulsado por gobiernos socialistas y respaldado por otros partidos.
Pero este no es el primer escándalo que salpica al veterano político. Ya en su momento, su hípica recibió cuantiosas sumas de publicidad de empresas del Ibex, y se destapó un polémico regalo de 6.000 euros por parte de un contratista de su etapa como presidente de Castilla-La Mancha. Bono se defendió asegurando haber recibido 750.000 euros de anticipo por sus memorias, pero hasta hoy, no se ha aclarado cuánto devolvió ni cómo ha crecido su patrimonio.
Desde su actual residencia en República Dominicana, Bono sigue siendo una figura influyente, hábil y, según muchos, temida. Un ejemplo más de cómo, en España, aún quedan espacios de impunidad
