Pedro Sánchez sigue destinando dinero público a causas internacionales sin contar con un presupuesto aprobado. Más de 1.000 millones de euros el equivalente a construir 50 hospitales medianos en España se reparten fuera mientras aquí se recortan recursos esenciales.
La gravedad no está solo en el destino del dinero, sino en la desfachatez institucional: sin debatirlo en el Parlamento, sin prioridades claras, y huyendo del control democrático.
