En Dando Caña, Julio Ariza volvió a abordar temas relacionados con las leyes trans, el papel de las farmacéuticas y el impacto de las terapias hormonales en menores. Sus declaraciones giraron en torno a la manipulación ideológica, la responsabilidad de los padres y la necesidad de tomar medidas para proteger a los niños de lo que califica como un «crimen de lesa humanidad».
Ariza comenzó reflexionando sobre las recientes controversias en los Juegos Olímpicos, donde se criticó la participación de deportistas transgénero en categorías femeninas. Según él, este tipo de situaciones son posibles por «la cobardía y el silencio de los psiquiatras». Destacó que los profesionales deben alzar la voz frente a estas problemáticas y señaló que las decisiones ideológicas están afectando tanto al deporte como a otros ámbitos sociales.
Para Ariza, las leyes trans no son solo ideológicas, sino que responden a intereses económicos impulsados por las grandes farmacéuticas. «Aquí hay muchísimo dinero en las hormonas», afirmó, explicando que estas empresas tienen un interés directo en el aumento de los tratamientos hormonales para menores. Julio Ariza afirmó que cada vez que se aprueba una ley trans en un país, se abre un mercado lucrativo para estas compañías, más allá de los argumentos ideológicos que puedan sostener los políticos.
El periodista mencionó el caso de la clínica Tavistock en Londres, cerrada tras una demanda colectiva presentada por más de 1.000 familias afectadas por los tratamientos hormonales realizados a menores. Este caso, según Ariza, debería servir de advertencia para España, donde afirma que todavía no se ha tomado conciencia de las consecuencias de estas prácticas. «En Gran Bretaña ya están prohibidas estas terapias. ¿Qué estamos esperando en España?», cuestionó.
Julio Ariza habla del impacto de las leyes trans en los menores
Ariza calificó las terapias hormonales para menores como «criminales», argumentando que están truncando la vida de los niños y de sus familias. «Están dejando víctimas de la irresponsabilidad y del odio», sentenció, señalando que muchos padres han perdido la custodia de sus hijos por oponerse a estas prácticas. Además, advirtió sobre las graves secuelas psicológicas y físicas que enfrentan los menores sometidos a estos tratamientos.
En su intervención, Ariza hizo un llamado a los padres a tomar acción y no ser cómplices de lo que considera una manipulación ideológica. «Los padres no pueden ser cobardes. Están siendo corresponsables si permiten esto», afirmó. También dirigió sus críticas a los legisladores, acusándolos de ser cómplices al aprobar normativas que, según él, están destruyendo la infancia de muchos menores. «Votar estas leyes es hacerse partícipe de un crimen de lesa humanidad», sentenció.
Para finalizar, Ariza instó a la sociedad a reaccionar frente a estas problemáticas antes de que sea demasiado tarde. «Es el peor de los crímenes: ir contra lo más inocente y valioso de nuestra sociedad», dijo, subrayando la necesidad de una acción conjunta para proteger a los menores. Según él, es imprescindible que tanto padres como ciudadanos defiendan a los niños y se opongan activamente a estas leyes y prácticas.