Hoy en Dando Caña, Julio Ariza recuerda a las demás víctimas del cinismo, las menores prostituidas de Reino Unido y la censura de Zuckerberg.
Julio Ariza plantea una reflexión crítica sobre la falta de justicia y acción hacia diversas víctimas en contextos sociales, políticos y tecnológicos. Comienza señalando los casos de niñas abusadas y explotadas por redes de origen paquistaní, que apenas reciben atención mediática o investigaciones profundas.
Asimismo, se denuncian los casos de niñas prostituidas en Mallorca mientras estaban bajo la tutela del gobierno balear, o la joven que sufrió acoso sistemático por parte del esposo de Mónica Oltra, quien fue condenado. Estas situaciones generan una pregunta constante: ¿qué hacemos con estas víctimas y quién asume la responsabilidad?
La crítica se extiende a la figura de Mark Zuckerberg, quien recientemente admitió haber censurado contenidos en Facebook, violando derechos fundamentales a nivel global. Según el orador, esta censura no solo afectó a millones de personas, sino que también socavó democracias como la de Estados Unidos y otras naciones occidentales, incluida España.
Esto, afirma, se hizo por intereses económicos y para proteger el patrimonio de Zuckerberg, calificándolo de acto cobarde e imperdonable. El discurso cuestiona por qué plataformas como Facebook siguen operando y si no debería haber ya sanciones contundentes o incluso la salida de Zuckerberg de su propia empresa.
Además, se denuncia la supuesta hipocresía del Tribunal Penal Internacional, que parece ignorar regímenes autoritarios y represivos como los de Ortega en Nicaragua, el de Cuba o el de Maduro en Venezuela, mientras centra sus esfuerzos en figuras como Netanyahu. Según el orador, esta falta de acción contra dictaduras establecidas demuestra una desconexión con las necesidades de justicia global.
La intervención también dirige críticas a los medios de comunicación, acusándolos de no contar la verdad ni denunciar estas problemáticas con la claridad que merecen. En su opinión, los medios contribuyen a perpetuar un sistema hipócrita que solo cambiará cuando fuerzas políticas alternativas, como la derecha en Austria o Alemania, lleguen al poder.
