En Dando Caña, Julio Ariza planteó una serie de preguntas críticas sobre el futuro de Europa y, en particular, sobre la soberanía energética, alimentaria y sanitaria de España. Sus reflexiones abordaron la falta de preparación para crisis futuras y los desafíos que enfrenta la Unión Europea en el contexto de los tratados internacionales y los intereses económicos de terceros países.
Ariza destacó la importancia de decidir si Europa y España quieren ser realmente soberanas en términos energéticos, sanitarios y alimentarios, o si están dispuestas a ceder estas capacidades críticas a otros países. Recordó cómo la llegada del COVID-19 evidenció una preocupante dependencia externa. «No teníamos ni siquiera una empresa para fabricar mascarillas o trajes de seguridad», denunció, señalando además los elevados costos, tanto económicos como éticos, asociados a esa dependencia, incluyendo numerosos casos de corrupción vinculados a la adquisición de material sanitario.
Preparación para el futuro: ¿Hemos aprendido algo?
El empresario cuestionó si se han tomado medidas estructurales para evitar que una crisis similar vuelva a tomar desprevenidos a los países europeos. «Si viene otro COVID, ¿vamos a ser capaces de responder a las demandas de la población?», preguntó. También señaló la falta de transparencia en la gestión de las vacunas desarrolladas durante la pandemia, muchas de las cuales terminaron siendo desechadas sin un plan claro para el futuro en términos de innovación o desarrollo sanitario.
Otro de los temas clave fue la autosuficiencia alimentaria. Ariza advirtió sobre el riesgo de depender de importaciones en un contexto de conflictos internacionales o catástrofes naturales. «En el momento en que hay carencia de alimentos en el mundo, cada uno va a tirar para lo suyo», alertó, subrayando que es esencial garantizar que España pueda producir suficientes alimentos para abastecer a su población en tiempos de crisis.
Ariza no ahorró críticas hacia las políticas pesqueras de la Unión Europea, calificándolas de injustas y desproporcionadas. Como ejemplo, mencionó la reducción drástica de los días permitidos de pesca en el Mediterráneo para los pescadores españoles. «De 130 días al año a 27 días, les estás tomando el pelo», afirmó, argumentando que estas medidas solo favorecen a competidores extranjeros, como Marruecos, que podrían explotar los recursos pesqueros de la región y luego venderlos a Europa.
El poder de los lobbies internacionales
Un aspecto clave de su discurso fue la influencia de lobbies internacionales, en particular el marroquí, en la toma de decisiones de la Unión Europea. Según Ariza, este lobby ejerce una «enorme fuerza» en Bruselas gracias a su capacidad de financiar y presionar a eurodiputados. Incluso mencionó nombres específicos, como Pepiño Blanco y Esteban González Pons, vinculándolos a la representación de estos intereses en España.
Ariza concluyó su intervención instando a los políticos y a los ciudadanos a pensar «en grande» y a priorizar la soberanía y la autosuficiencia en las decisiones futuras. «Vamos a pensar primero en lo importante, luego aplicamos lo que hemos decidido a lo pequeño», recomendó Julio Ariza, apelando a una visión estratégica que priorice el bienestar y la seguridad de Europa frente a los intereses externos.